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Otra vez los topillos

rosavaldeon1.jpg La solución clemente1.jpg El problema

El campo castellano y leonés vuelve a estar preocupado. La consejera de Agricultura, Silvia Clemente, se ha adelantado a los acontecimientos y ha declarado hace días que los roedores estaban desapareciendo. Tanto mérito ha querido alcanzar que se le ha quedado sin gozo. Resulta que la Junta de Castilla y León nos estaba engañando: no solo no han desaparecido los ratones, topillos o topirratones, sino que han surgido nuevos brotes en distintos puntos de la comunidad. Siempre, sobre todo en vísperas de elecciones, juegan con el electorado y le toman por analfabeto, particularmente en Castilla y León.

Ya no caben excusas. Solo los afines siguen callados, de la misma forma que Juan Vicente se esconde tan pronto como surgen problemas. Cada vez más se parece a Ignacio Astarloa que se esconde tras el primero que pasa por delante, como si no quisiera perder su escaño. Ahora que la ineptitud de la Junta ha llevado a un importante repunte hay que esperar para conocer la reacción de la consejera, su posible desmentido y sus disculpas a los agricultores; aunque viendo lo que Castilla y León importa a la señora Clemente Municio es fácil suponer que ni disculpas ni gaitas marineras.

Oír decir a los agricultores que dos millones de hectáreas sufren la plaga de topillos y ratones es muy duro, a la vez que debe poner en guardia a los ayuntamientos y diputaciones ante la dejadez de la política agraria de la Junta y el fracaso de todas sus medidas.

Del mismo modo que el secretario general de UPA en Castilla y León se pregunta por los resultados que no ofrece la política agraria de la Junta, los ciudadanos nos preguntamos por el tiempo que se ha desaprovechado y las medidas que no han funcionado. Lo del técnico alemán ha quedado para los chistes de otoño; máxime desde que dijo que no conocía la esencia del problema que se le había mostrado. Tampoco sabemos nada del comité científico ni del observatorio que Juan Vicente Herrera ofrece ante cualquier problema, lo que demuestra su falta de iniciativa, su nula frescura y su aturdimiento ante la falta de una oposición seria y rigurosa. Tan solo es capaz de engañar ya a los empresarios; pero es porque apenas quedan y les conviene admitir el engaño. Ayer comentaba un importante empresario castellano-leonés que “para lo que nos queda en este convento, lo mismo nos da estar fuera que dentro”.

Comprobamos que ni las quemas de rastrojos ni los tratamientos químicos han dado resultado. Salgan a la carretera y vean cómo están llenas de roedores. Los resultados solo han sido tales de cara a la televisión y a la prensa. Pero los verdaderos sufridores parecen estar hartos de soportar mentiras y más mentiras. Todo tiene un límite y el campo empieza a rebelarse contra las nefastas medidas de la política agraria en Castilla y León. Estamos ante un fraude de la Consejería de Agricultura. Estamos ante un engaño más alumbrado por la incompetencia de una consejera que desconoce el campo, sus problemas, sus virtudes, sus perspectivas y su futuro. Entre los casos de tularemia en la comunidad y el fracaso de resultados de las medidas de la Consejería, nadie entiende la inexistencia de demandas contra la Junta.

En Castilla y León el campo sufre; los jóvenes se van cada día en mayor cantidad; la universidad merma sus efectivos; el paro crece; juegan con las cifras de todo lo que no sea positivo; torpedean decenas de aspectos del sistema educativo. Solo se quedan los topillos y los ratones ‘felices’ en el campo. Castilla cierra su futuro a pasos agigantados y León mantiene su desconcierto inicial.

 

¡Así no se planifica la educación…!

Responsable de la situación

En Castilla y León los centros públicos de enseñanza han comenzado a funcionar sin que se hayan cubierto, en la mayoría de los casos, las bajas ni las necesidades más imprescindibles de profesorado para la enseñanza obligatoria. No entramos a valorar, de momento, lo que sucede en los niveles no obligatorios o en otras variantes del sistema educativo como la educación de personas adultas. Tenemos todo un curso para hacerlo.

Mediado el mes de octubre aún no han llegado los sustitutos en muchos casos y los equipos directivos no saben a qué atenerse. La falta de planificación por parte de la Consejería y de los servicios periféricos hace que algunos Jefes de Estudio del cuerpo de profesores de secundaria tengan hasta 28 y más períodos lectivos, lo que supone un atentado al sentido común y a las normas que elabora la propia Administración educativa. Pero lo más doloroso es el remoloneo de los servicios periféricos a la hora de solicitar personal a los servicios centrales de educación, dirigidos por el huidizo consejero Juan José Mateos.

La Consejería ha dado orden de que el profesorado se incorpore cuando se inicien las clases. ¿Y las planificaciones, programaciones y temporalizaciones? ¿Y en los centros donde la matrícula la hace el propio profesorado durante el mes de septiembre? Tampoco responden los sindicatos ni se movilizan. Para ellos lo importante son las liberaciones. Pasan del profesorado, al igual que la Consejería de educación y los servicios periféricos.

Vaya desde aquí un reto y un compromiso: el próximo sábado, día 13 de octubre, enviaremos nuestro nuevo artículo sobre educación a este Blog o Bitácora: ¿A que pasa una semana más sin que los servicios centrales y periféricos de la Junta de Castilla y León hayan resuelto el caso de los Jefes de Estudio que tienen 28 períodos lectivos y más?

Y no solo pasan del profesorado, también importa un comino a la Administración educativa la repercusión en el alumnado; porque, todo sea dicho, sin profesorado no se atiende al alumnado. ¿Y el resultado final? ¿Tal vez aprobado general? ¿Imposibilidad de que cursen esas materias, áreas o módulos concretos por incompetencia de los políticos de turno? ¿Y dónde queda el derecho de los ciudadanos a la educación? Así son los ‘cabezas pensantes’ de la Consejería de educación en León y en Castilla. En fin, lo dicho: Por mi parte, queda firmado el compromiso y asumido el citado reto. Al tiempo.

Para buena parte del profesorado de León y de Castilla es llamativo que aún no hayan cesado al responsable de Recursos Humanos, de quien hace tiempo dejó de fiarse el profesorado. Un político que se esconde de la ciudadanía e impide el acceso del profesorado a su dirección general, si no es con previo aviso, es muy sospechoso para el ciudadano. Casi siempre la planificación depende de las personas y de los equipos. Está suficientemente demostrado que el personal acaba apoltronándose cuando se mantiene mucho tiempo en el mismo puesto de libre designación, sobre todo de director o directora general para arriba. Claro que, en cuestiones de apoltronamiento, saben mucho los equipos de Juan Vicente Herrera.

Por lo que hemos podido saber, buena parte de los docentes de Castilla y de León ni siquiera tiene en su poder el nuevo nombramiento, en aquellos casos en que se ha producido algún tipo de cambio. Más dejadez y más desidia es difícil de conseguir, pero el presidente Herrera sigue sin enterarse, dada su soledad y su demostrado pasotismo tras tantos años de gobierno de su partido. Hasta los altos cargos se marchan de la Junta de Castilla y León, desengañados de la actitud de Juan Vicente, más inclinada a la foto del momento, a la imagen de campaña y a las inauguraciones donde hay canapés y buen vino, que a trabajar por la realidad de Castilla y de León. No hay más que ver la prensa diaria de la comunidad.

Lo peor que puede suceder en cualquier Consejería y en Presidencia es que se olviden del administrado. A partir de ahora, cuando vengan hablando de calidad y de excelencia habrá que hacerles el gesto de la ‘pedorreta’ del día. ¿Cómo van a hablar de calidad, y mucho menos de excelencia, si son incapaces de dotar del profesorado necesario e imprescindible al sistema educativo en la comunidad? Un buen día descubrieron que el informe PISA les trataba bien y piensan que ya han cumplido, sin pararse a pensar que el mérito es del profesorado; única y exclusivamente del profesorado. Y es que en León y en Castilla los políticos suelen decir lo que oyen a periodistas y/o articulistas especializados en educación; no obstante, si al lector le cuesta creerlo, escuchen al ‘pepero’ portavoz del Senado y – de paso – nos reímos todos juntos con los comentarios.

Así las cosas, desde numerosas instancias se está pidiendo a Juan Vicente Herrera que ponga orden en el desconcierto reinante en cuanto a la planificación de profesorado en su jurisdicción o se marche para no seguir haciendo más daño. No hace mucho tiempo le aplicábamos al señor Herrera un breve pensamiento de Eugenio D’Ors: “El estilo es como las uñas, es más fácil tenerlo brillante que limpio”. Pues eso mismo, Juan Vicente, aun sabiendo que los ‘sabuesos’ de tu camarilla vigilan de cerca desde hace tiempo los movimientos, discrepancias y opiniones del disidente.

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MEDIOS QUE SE HACEN ECO DEL ARTÍCULO:

Castilla y León Liberal

La Rioja Liberal

Murcia Liberal

España Liberal

Madrid Liberal

Navarra Liberal

Cantabria Liberal

Diario Siglo XXI

Wikio

Aragón Liberal

El Bierzo Digital

El Plural

De pena y sin gloria.

jesus10.jpg J. Salamanca juanjo1.jpg J. Mateos

Los equipos directivos de los centros públicos y los sindicatos docentes están desesperados. La Consejería de Educación se hace la foto, habla de calidad y de excelencia, pretende rebajar el fracaso escolar; pero falla en lo principal y en lo más básico: no dota del profesorado necesario a los centros educativos públicos. Ante tal falta, la calidad que pretende el consejero de Educación se resiente y se va por las ‘cañerías’ de la dejadez y del desconcierto, quedándose en meras intenciones. Se ahorran sueldos e IRPF. Están demostrando que son los reyes de la desidia y el caos organizativo. Nunca tan pocos hicieron tanto daño. Ahora el profesorado echa la vista atrás y se acuerda de Francisco Javier Álvarez Guisasola y de su eficacia al frente de la Consejería.

Los centros públicos han comenzado a funcionar y no se han cubierto las bajas ni las necesidades más imprescindibles. No llegan los sustitutos y los equipos directivos no saben a qué atenerse. Hay Jefes de Estudios con 28 horas lectivas y algunas Direcciones Provinciales se lavan las manos como Pilatos, por miedo a pedir profesorado a la Consejería que preside Juanjo Mateos. La Consejería ha dado orden de que los profesores se incorporen cuando se inicien las clases. ¿Y las planificaciones, programaciones y temporalizaciones? ¿Y en los centros donde la matrícula la hacen los propios profesores durante el mes de septiembre? Tampoco responden los sindicatos ni se movilizan. Para ellos lo importante son las liberaciones. Pasan del profesorado, al igual que la Consejería. Pero lo más llamativo es que aún no ha cesado la directora general de Recursos Humanos, de quien hace tiempo que dejó de fiarse el profesorado. Gran parte de los docentes de Castilla y León ni siquiera tiene en su poder el nuevo nombramiento. Más dejadez y más desidia es difícil de conseguir, pero Juan Vicente Herrera sigue sin enterarse, dada su soledad y su demostrado apoltronamiento tras tantos años de Gobierno. Y eso es lo peor que puede suceder en cualquier Consejería y para cualquier administrado. Así las cosas: ¡Váyase, señor Herrera, váyase!

Ahora empezarán en la Junta de Castilla y León a criticar al MEC por el sucedáneo de bachillerato, sin pararse a pensar que tienen muchos fallos en su propia casa y no precisan acudir a casa ajena para ver los errores y criticar las barbaridades cometidas. ¡De pena y sin gloria!

Mal empieza el curso en Castilla y León. Y, de seguir así, seguramente terminará peor. Mientras tanto, Juan Vicente Herrera, escondido durante todo el verano, sigue hablando de lo que desconoce ante los medios de comunicación, con lo que se está granjeando la indiferencia de la ciudadanía castellana y leonesa, además de haber demostrado una cobardía inusual en temas puntuales y preocupantes en la comunidad, como los topillos, la formación de equipos, la sanidad, la vivienda, la renovación de equipos en educación, el retraso de la formación profesional, las VPO y las infraestructuras.

El presidente Herrera ha permanecido escondido mientras sus consejeros han estado de vacaciones y solo ha dado la cara cuando ha encontrado ocasión de esconderse tras ellos, como una forma de regatear críticas y escurrir el bulto. La mejor ocasión para hacerse la foto ha sido con motivo de la Feria Agropecuaria de Salamanca y la Feria de Muestras de Valladolid. Claro, en ambos casos hay abundancia de canapés, como decía Umbral. Y, para rematar, ha acabado inaugurando el inicio del curso en Zamora, al calorcillo de Rosa Valdeón Santiago, la ex consejera exiliada y de cuyo acto se arrepentirá Herrera eternamente. Rosa Valdeón, actual alcaldesa de Zamora, recibió el exilio por las envidias de dos de sus ex compañeras del Gabinete Herrera que, dicho sea de paso, pusieron a Juan Vicente entre la espada y la pared. Hoy el presidente se tira de una oreja y no llega a la otra. Rosa Valdeón era el perfil de consejera que cualquier presidente querría tener en su equipo, pero la debilidad y la soledad del presidente reaccionaron como nunca hubiera reaccionado un presidente dominador de las riendas del partido. Así cubre el pelo a Castilla y a León.

Topillos: desidia, torpeza y desconcierto

jesus10.jpg J. Salamanca centeno2.jpg A. Centeno

Hay una realidad que no puede rebatir el PP: alrededor de millón y medio de hectáreas han sido destrozadas por los ‘topirratones’. Y a ello hay que añadir una doble culpabilidad: dejadez de la Consejería de Agricultura y Ganadería, por un lado, y el desconcierto del Ejecutivo de Juan Vicente Herrera durante un año, por otro.

La plaga de topillos es el principal tema de confrontación política en Castilla y León; pero la oposición carece de motivación y de información para hacer aportaciones. El Ejecutivo regional juega con ventaja: no aporta información real de la plaga y pretende acabar con el problema solo con anunciarlo. De forma parecida ‘acabó’ Franco con el analfabetismo en España, a finales de los años sesenta. La oposición socialista es incapaz de hacer aportaciones rigurosas y sensatas, mientras que algunos alcaldes del PP buscan hacer meritos como Stajanov. Han demostrado que entre bomberos no se pisan la manguera. Tanto me da que me da lo mismo. De pena.

La oposición viene utilizando los mismos argumentos desde que se conoció la extensión de la plaga; pero aún no ha aportado nada serio a la crisis de los topillos. Recuerda a los indios de las películas del séptimo de caballería: se acercan, lanzan las flechas, hacen todo el daño que pueden y huyen despavoridos, sin pararse a ver la masacre. La actuación del PP también podemos compararla con los refuerzos de la caballería: cuando llegan está todo perdido, llegan tarde y haciendo un ruido innecesario.

Lo más desconcertante de los últimos días han sido las reuniones ‘peperas’ con sus alcaldes, para contrarrestar las reuniones del PSOE con los suyos. El tema del día, sobre las reuniones del PP, ha sido la intervención del ‘niño mimado’ de la Diputación Provincial de Valladolid; quien ha puesto de manifiesto un profundo desconocimiento del tema; un descaro inusual en él y un innecesario afán de medrar. Incluso, parte de su intervención se ha centrado en alabar a la Junta de Castilla y León, se supone que en un intento de meritar. Y es que la ignorancia es tan atrevida que suele atrapar a los más mediocres. Ahora resulta que la desidia de la Junta de Castilla y León queda exenta de culpa. ¡Ay Centeno, Centeno, don Alfonso!

Quien tampoco debe librarse de la película es la Diputación Permanente de las Cortes de Castilla y León. Si bien el reglamento no obliga a reunirse para tratar y resolver la plaga de topillos, lo cierto es que existe eso que se llama sentido común y lógica. Nunca una Cortes autonómicas habían despreciado tanto y tantas veces a la ciudadanía que las sustenta.

Las Cortes de Castilla y León hace tiempo que se las reparten entre los mismos colores. Están muy alejadas de los intereses de la comunidad y de sus ciudadanos. Nunca tan pocos habían hecho tanto daño. Ayer decía un importante cargo del PP, actual director general en una de las Consejerías de Herrera, que los procuradores de las Cortes de Castilla y León acabarán saliendo a la calle con burka, por vergüenza a enseñar la cara; aunque también deberían tener cuidado de no pisársela, según los más. Y es que en esa abandonada comunidad, las Cortes regionales empiezan a ser como el Senado: además de no servir para casi nada – excepto para el permanente enfrentamiento entre procuradores – salen excesivamente caras.

A la caza del topillo

jesus10.jpg J. Salamanca clemente4.jpg S. Clemente

No se cansan de repetir los socialistas de la comunidad que la consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León pretende acabar con el problema de los topillos a fuerza de repetirlo. Y tienen razón, pues actúa al contrario que el Gobierno Rodríguez, cuya máxima es silenciar los problemas o negarlos para que dejen de existir. Curiosas formas de actuación que requieren una reflexión más detenida. Unos por otros hacen realidad el refrán: la casa sin barrer.

A Silvia Clemente y a sus ‘mandaos’ les ha faltado tiempo para salir a los medios de comunicación a decir que en una de las localidades afectadas por la plaga se ha erradicado en un noventa y tres por ciento. El dato queda muy distante de lo que afirman los técnicos, las organizaciones agrarias y la oposición socialista; según todos ellos, apenas ha disminuido en un diez por ciento. Ya empiezan como con la asistencia a las manifestaciones: cada parte da la cifra que le conviene.

No estaría mal que fuese cierto el dato aportado por la consejera de Agricultura y Ganadería; pero es en un solo municipio. En estos momentos son más de setecientos los municipios afectados, a pesar de que la Junta maneja el dato de pocos más de seiscientos. De nuevo estamos ante el juego engañoso de los números. Sea como fuere, lo cierto – y aquí nadie se atreve a manipular – es que la responsabilidad es del Gobierno regional, ya que hace un año la plaga afectaba a media docena de municipios y la desidia del Ejecutivo de Juan Vicente Herrera ha hecho que hoy afecte a más de setecientos en la comunidad, con el peligro de extenderse a las comunidades vecinas y a Portugal; país que ya ha recibido una importante avanzadilla de la plaga.

En palabras de los propios agricultores, la política agraria de la Junta de Castilla y León ha demostrado ser un fracaso, como también pueden serlo las medidas adoptadas para acabar con la plaga de topillos, salvo que se generalicen y se lleven a cabo de forma combinada.

Dado que los cambios abruman al conservadurismo de la Junta, acabamos de remitir a doña Silvia Clemente un amplio y reflexivo comentario de John Boorman, para que comprenda que el progreso solo se conseguirá abriendo los brazos al cambio continuo. Marie Von Ebner solía decir que “en la juventud aprendemos, en la vejez entendemos”: de ahí que aprovechemos la juventud de la consejera, siempre dispuesta a aprender. Ya tendrá tiempo de entender el problema de los topillos cuando envejezca, pues “en la vejez – según Schopenhauerse aprende mejor a esconder los fracasos; en la juventud, a soportarlos”.

Los agricultores no deben consentir a la consejera que minimice el problema aludiendo a un triple efecto ceguera, como es la contratación del mejor experto alemán contra roedores; el anuncio de que la cosecha de cereal de 2007 es la mejor del último decenio y el anuncio panacea del cultivador-subsolador que fabrica la empresa italiana Alpego.

Por otra parte, hay que hacer ver a doña Silvia Clemente que las medidas pueden ser muy útiles si se hacen de forma generalizada con la colaboración de todas las administraciones; serán efectivas si se actúa también en las zonas limítrofes con las afectadas, para garantizar que la plaga no se extienda a nuevas zonas de viñedo o regadío; habremos dado un paso muy interesante si el Instituto Tecnológico Agrario de la comunidad estructura su organización y funcionamiento con un servicio de estudio, detección y eliminación de plagas. Y esa estructuración no puede esperar más, como no puede esperar más la investigación universitaria al respecto.

Un dato a tener en cuenta es que no permitan que Juan Vicente Herrera ofrezca a los agricultores afectados la creación de un Observatorio. Es lo que suele hacer cuando no dispone de soluciones viables y, a la vez, carecen de ideas sus asesores. Una vez puesto en marcha no sirve más que para ampliar el abanico de la Administración regional con más gente afín. Sobradamente conocido es que, en cuanto a Observatorios, el único serio, riguroso y eficaz es el Observatorio Meteorológico. Los otros no dejan de ser una escena política para salir del atolladero y disponer de una estadística más.

 

Ineficacia de una consejera

jesus10.jpg J. Salamanca juanvi4.jpg Herrera

Por la información que está saliendo a la luz, ninguno de los posibles remedios puestos en práctica por la Junta de Castilla y León pone fin a la actividad creciente de los topillos. Pintas bastos. Los agricultores han empezado a hartarse de la ineficacia de la Junta y del retraso a la hora de adoptar medidas. El nerviosismo ha empezado a aparecer y hasta la oposición se permite azuzar a la consejera de Agricultura y Ganadería. “El presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, habrá de lamentar siempre haber puesto en la Consejería más importante de Castilla y León, (…), a la persona más ineficaz de su equipo que está demostrando, también con la plaga de topillos, su ineficacia absoluta”, en palabras de Villalba, todavía secretario de los socialistas en Castilla y León.

El hartazo de los más afectados lo ha explicado con claridad el secretario regional de UPA. Hasta se ha permitido el atrevimiento de dar un plazo a la Junta de Castilla y León para que surtan efectos las tardías medidas adoptadas. De lo contrario recomienda a los agricultores que no siembren, además de solicitar la declaración de zona catastrófica. “No estamos dispuestos a perder más dinero y a sembrar para que se lo coman los ratones”, según el citado cargo de UPA.

Las actuaciones que lleva a cabo la Junta se han empezado a poner en duda desde el primer día. Y no solo esas, sino también la distribución de los medios materiales por parte de la Consejería de Agricultura y Ganadería. Precisamente por esa desigual distribución, la consejera se ha ganado la fama de ser “un ejemplo más de la ineficacia” que le acompaña. “Ha demostrado su ineficacia allá por donde ha pasado”, decía hace unos días el actual secretario de los socialistas en la comunidad.

Si por algo destaca el referido secretario es por su falta de originalidad en la crítica y su total ausencia de propuestas para resolver el problema de la plaga. Ha estado desaparecido durante semanas, al igual que los consejeros de la Junta de Castilla y León y los procuradores de las Cortes. La garantía de cuatro años más por delante pone de manifiesto la desidia de políticos segundones y su apoltronamiento, además de su falta de criterio y ausencia de soluciones.

Hasta el momento, la imagen que ha trascendido es la preocupación y la búsqueda de soluciones por parte de los afectados, los agricultores; el permanente fuera de juego de la Junta; la descolocación de la consejera, Silvia Clemente; la colaboración tardía de la Administración central, por dejadez y desconfianza de la Administración autonómica; la falta de agilidad de la oposición y el temor de las organizaciones agrarias a que Bruselas se desentienda del tema por incompetencia del Gobierno regional. Todo ello ha conducido al enfrentamiento y a destapar la reiterada incompetencia y dejadez en el tiempo de la Consejería de Agricultura y Ganadería y particularmente la de su titular anterior. Aristóteles acuñó que “olvidar es señal de menosprecio y, por tanto, causa de enojo”. Pues eso.

Alarma social en Castilla y León

jesus10.jpg J. Salamanca vicepresidenta1.jpg Mª J. Ruiz

Hay comunidades autónomas donde los problemas se eternizan. Sobre todo si afectan a los ciudadanos, porque si tocan de lleno a los políticos se busca pronta solución; aunque sea debajo de las piedras. Un ejemplo claro lo tenemos en el nuevo edificio de las Cortes de Castilla y León. El castillo de Fuensaldaña se había quedado pequeño para albergar la sede de los padres de esta “patria chica” que es Castilla y León y no han parado hasta contar con un edificio amplio, suficiente y, sin lugar a dudas, necesario.

Esa misma preocupación y diligencia sería muy bien acogida a la hora de resolver los muchos problemas pendientes del Gobierno ‘de Feria’ de Juan Vicente Herrera. Nos referimos a las infraestructuras; a la localización de industrias; a la resolución del problema de la plaga de los topillos; la plaga de liebres que afecta a la DO Cigales; a la falta de política industrial seria; a la insuficiente política medioambiental; a la deficiente política agraria promovida por la Junta; a la política educativa que se sigue con la educación permanente y a la formación profesional, por citar algunos.

Ha tenido que dar la cara la plaga de topillos para que el Gobierno regional quedara en evidencia. Se ha demostrado que era nefasta la política agraria de la Junta de Castilla y León; aunque desde León se dice a voces que no es que fuera mala, sino que la Junta nunca ha tenido una política definida en cuanto a infraestructuras, ayudas, cultivos y perspectivas de futuro. Lo cierto es que la Consejería de Agricultura y Ganadería perderá mucho dinero de la UE, sobre todo si los informes que se solicitarán en las próximas semanas ponen de manifiesto que se ha despreciado el problema de la plaga; que se ha hecho caso omiso de las recomendaciones de hace diez meses y que se han ocultado datos e información de un grave problema que abarca las vertientes económica, social y sanitaria de una comunidad que ha dejado de ser prioritaria para la Unión Europea.

Independientemente de la gravedad del problema, la alarma social que ha generado y el descontrol de la plaga, hay seria preocupación en Castilla y León al constatar el tipo de políticos que nos representan. Desde el Gobierno de Herrera han demostrado incapacidad y falta de recursos para afrontar el problema con la seriedad que se les supone. Han llegado tarde y solo han reaccionado cuando la presión de los agricultores se ha hecho agobiante. Ni siquiera desde el Gobierno de Juan Vicente Herrera han sido capaces de plasmar un plan urgente, coordinado y global para afrontar la plaga en la comunidad.

Como era de esperar, al Gobierno autonómico le han bombardeado con críticas desde todos los ángulos. La oposición socialista también lo ha hecho; aunque, dicho sea de paso, ni siquiera ha sido capaz de incordiar con seriedad ni aportar soluciones; más bien se ha limitado a reunir a un grupo de alcaldes de municipios afectados para poner trabas y hacer una crítica absurda sin contenido. “Es el momento en el que el Ejecutivo autonómico debe cambiar las políticas agrarias”, han dicho desde la oposición. Ahora entenderá la población el apoltronamiento de los consejeros de Herrera. No hay oposición y, por tanto, no hay que molestarse en exceso para seguir disfrutando de secretario, despacho, Internet y coche oficial.

Tal vez tengamos los políticos que nos merecemos y haya que reivindicar en la calle otra realidad para reconvertir a corto plazo los votos en las urnas. Tan solo el Delegado de Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, se ha ofrecido en nombre del Gobierno central para lo que haga falta. Pero ni siquiera ese ofrecimiento ha alejado el miedo del cuerpo a las consejeras de Medio Ambiente y Agricultura y Ganadería, a quienes los propios populares están enseñando la puerta de salida, por temor a que haya que salir en gran grupo.

Los propios agricultores y sus representantes cuentan ya con que el problema no estará resuelto en el momento de la sementera, lo que supondrá un grave trastorno económico para los afectados y el afianzamiento de la pésima imagen del Gobierno Herrera. Los afectados comprueban que está fallando todo: las medidas adoptadas por el Gobierno regional son ridículas por no generalizarse; no existe un plan de choque contra la plaga; existe manifiesta descoordinación entre la Administración central, regional, provincial y local; las Diputaciones Provinciales no saben a qué atenerse, excepto la de León, presidida por la ínclita Isabel Carrasco; el calendario de medidas contra los roedores llega tarde, muy tarde; existe un claro descontrol del tema y la alarma social ha alcanzado límites preocupantes.

Tal vez lo más grave haya sido comprobar que la Junta de Castilla y León y el Parlamento Autonómico están dando la espalda a los Ayuntamientos y a los ciudadanos afectados. Se van de vacaciones. Tienen asegurados cuatro años de disfrute; pero en la Junta se han olvidado que el próximo año hay elecciones generales. Y se sabe quién ha hecho la ‘peineta’ a los agricultores de Castilla de León. Es cuestión de tiempo. Hasta Mariano Rajoy puede sufrir un puntapié en el trasero de Juan Vicente Herrera.

Solo pensar que los agricultores leoneses y castellanos han tenido que asesorarse fuera de Castilla y León, así como que el problema se mantiene latente desde hace once meses, además de no ser capaz el Gobierno Herrera de impedir que la plaga se extienda a las comunidades limítrofes, evidencia con qué bueyes estamos arando en el siglo XXI y qué ‘garrulos’ pasean el nombre de Castilla y León por el mundo. Trabajar con rigor es algo que el Gobierno Herrera no hace bien, ni en el tema que nos ocupa ni en muchos otros. Juan Vicente debería recomendar a sus consejeros que leyeran a Voltaire. Éste solía decir que el trabajo aleja de nosotros tres grandes males: el aburrimiento, el vicio y la necesidad.

Penosa política agraria

jesus10.jpg J. Salamanca clemente1.jpg S. Clemente

Los niños juegan a la caza del topillo en muchos pueblos. En zonas residenciales próximas a Valladolid han aparecido los primeros. Desde el punto de vista económico, aún es pronto para cuantificar daños; lo que sí se conoce es que son muchos y en muchos municipios. Pero no solo es un problema económico, sino que tiene otras vertientes como son la sanitaria, la social y la política. “Es nuestra perdición. La mala política agraria de la Junta nos lleva a todos a la ruina”, me decía llorando un agricultor de cincuenta años.

Hasta el momento, la Junta de Castilla y León solo ha demostrado ineficacia, dejadez, falta de proyectos futuros, exceso de comodidad e irresponsabilidad. Un problema que se arrastra desde hace once meses no solo no se le ha dado solución, sino que se ha visto cómo crecía sin que nadie de la Administración regional adoptara medidas; a pesar de que los agricultores venían advirtiéndolo a diario. La denuncia de los ecologistas acogotó al ex consejero José Valín y, sabiendo que no iba a ser candidato en las elecciones, se ’repanchingó’ en su cargo y permitió que el problema se desorbitara. Hoy vemos las consecuencias. León y Castilla pagan errores ajenos y se sienten avergonzados de sus políticos tercermundistas. Los Ayuntamientos acuden a la Junta y ésta responde a portazos. “Son cuatro años más para disfrutar del cargo, secretario y coche oficial. No quieren que les molestemos con problemas”, comentaban los agricultores leoneses.

Una prueba de esa dejadez y de la inmadurez política de algunos ex consejeros, y de actuales consejeras, es que — ante la falta de confianza en la Junta y en la Consejería de Agricultura y Ganadería — se ha constituido una plataforma con una veintena inicial de municipios para hacer frente al problema económico y de salud que supone la invasión del topillo. Esta misma plataforma ha solicitado de forma urgente que “se adopten todas las medidas necesarias para la erradicación de la plaga”, además de recriminar “la falta de comunicación por parte del Gobierno regional”. La actitud de la Junta ha generado fuertes enfrentamientos en las manifestaciones llevadas a cabo por los agricultores, sobre todo en provincias como Salamanca; lo que pone de manifiesto que la Administración regional, no solo no resuelve, sino que genera innecesarios problemas.

Ha sido muy bien recibida la noticia de la creación de un comité científico para acordar medidas contra la plaga. Incluso las organizaciones agrarias lo han valorado de forma positiva. Al parecer, dicha creación parte de una vieja propuesta de las organizaciones agrarias, cuando comenzaron a advertir la dimensión del problema. No hay duda que la actuación de científicos universitarios va a ser primordial, pero no se puede esperar hasta septiembre. Para entonces no hará falta, porque habrá sufrido el regadío y generará problemas para la sementera. Ahora es el momento de empezar a trabajar, aunque lo haga con seis meses de retraso.

Juan Vicente Herrera debe echar toda la carne en el asador. Organizaciones agrarias como UPA temen que la creación del comité científico sea un brindis al sol por parte de la Junta de Castilla y León. Fiar su funcionamiento al mes de septiembre es querer dar largas a un problema que no admite ni un minuto más de retraso. El mundo rural exige soluciones inmediatas, con rapidez, rigor y contundencia. Propuestas para la galería no son de recibo. El Gobierno Herrera está acostumbrado a postergar los problemas, con el convencimiento de que se resuelven solos. Así sucede en sanidad, educación, infraestructuras, medio ambiente y un largo etcétera.

Los sindicatos agrarios consideran que las medidas puestas en marcha hasta hoy, como la limpieza de cunetas o el tratamiento químico, «no están dando ningún tipo de resultado, posiblemente porque no se esté haciendo de forma generalizada y organizada». Pero además de las feroces críticas que están recibiendo la consejera de Agricultura y Ganadería, el presidente de la Junta y la consejera de Medio Ambiente, lo más vergonzoso para el presidente debería ser comprobar que los agricultores y sus organizaciones han tenido que recurrir a pedir ayuda y asesoramiento a otras comunidades autónomas, al sentirse abandonados en la suya. Castilla La Mancha, Rioja, Madrid y Aragón han asesorado en el problema de la plaga a los agricultores leoneses y castellanos. Su propia comunidad les ha vuelto la espalda y ha dado largas a un problema de salud y de supervivencia.

Hasta el Gobierno central se ha tomado en serio el problema, una vez que ha comprobado la incompetencia reiterada del Gobierno de Juan Vicente Herrera Campo — con especial incidencia en las Consejerías de Agricultura-Ganadería y Medio Ambiente — y la nula eficacia de las medidas que proponía. Las titulares de ambas Consejerías deberían plantearse su futuro en el Gobierno regional; la ciudadanía ha visto de qué son capaces y, a decir verdad, en comunidades como Castilla y León sobran floreros, cuotas y envidias. Las soluciones las aportaba Rosa Valdeón Santiago, ex consejera de Herrera; pero las envidias entre consejeras han hecho que Herrera haya montado un Gobierno ‘de feria’, en vez de un Gobierno de progreso. ¿A quién van a echar la culpa ahora en León y en Castilla?

Castilla y León contra el topillo

jesus10.jpg J. Salamanca clemente.jpg S. Clemente

“Estamos de ratones hasta los cojones”, gritaban los agricultores leoneses y castellanos a las puertas de la Junta de Castilla y León, hartos de que la consejera de Agricultura y Ganadería retrasara medidas que son urgentes y llegan con diez meses de retraso. Por si las autoridades no se quedaban con el soniquete de los ratones y de los atributos, los perjudicados también se dirigían contra Juan Vicente Herrera al grito de “Herrera, listillo, acaba con el topillo”. Eran dos formas de decir a los políticos regionales que los expertos de la Junta han fracasado en el tiempo, en las formas y en los objetivos. Ya no hay duda: la experiencia nos dice que los verdaderos conocedores — y por tanto los auténticos expertos — son los propios agricultores.

“Que busquen soluciones hoy, porque mañana ya será tarde”, decía hace unos días el presidente regional de ASAJA. La plaga de topillos en Castilla y en León está sacando a la luz la lentitud e ineficacia de la Administración regional. Desde noviembre de 2006 la Junta casi se ha limitado a la vida contemplativa en este asunto. Ni la advertencia de los expertos ni las propuestas de los agricultores se han tenido en cuenta hasta que el agua ha llegado al cuello. Bien es verdad que para los políticos había una razón de mucho peso: las elecciones autonómicas. Llegado ese momento, desde hace mucho tiempo comprobamos que al presidente, consejeros y asesores no les interesa otra cuestión que no sea garantizarse cuatro años más. Lo demás son meros asuntos añadidos que solo alcanzan la categoría de problema una vez que se ocupa el sillón.

En este momento es de auténtica vergüenza circular o pasear por muchas vías y caminos de Castilla y de León y comprobar que están llenas de topillos muertos: aplastados o envenenados. Sin que falten las desagradables sorpresas de los roedores que cruzan a la carrera, entre las piernas de los viandantes. Si a ello añadimos que, en muchos pueblos, ‘la caza del topillo’ se ha convertido en el juego del verano para los niños, pues resulta que algo importante ha fallado en la toma de decisiones de quien debería de haberlas adoptado hace tiempo. Así es Castilla y así es León: las decisiones llegan tarde, cuando llegan; lo mismo sucede con las infraestructuras, las ayudas de todo tipo, los incentivos a la localización de empresas, la creación de empleo, las ayudas agrarias, la formación profesional,….

Pero sigamos con el ‘deporte infantil del verano’; es decir, la caza del topillo. El alcalde de Villalar de los Comuneros, que a la vez es el portavoz de la plataforma de municipios afectados por la plaga está haciendo más contra la misma que toda la Junta de Castilla y León al completo. Está dando soluciones, movilizando a los municipios afectados, razonando sus propuestas y, a la vez, recogiendo topillos en su municipio. No se cansa de pedir reuniones de urgencia con Silvia Clemente. No pide para él. Solo pide que se permita implicarse más a los propios agricultores en el problema, sabedor de que en la consejería no suelen acertar, ni siquiera cuando rectifican.

Por otro lado, el portavoz de la plataforma ha exigido que sean “las juntas agropecuarias locales, junto con los ayuntamientos, quienes decidan cuándo y cómo se tiene que realizar la quema de rastrojos, que llevan haciéndose toda la vida”. Lo que no se puede entender es que la propia Junta obstaculice a quienes conocen el problema y tienen los medios para solucionarlo. ¿Es que en la Consejería de Agricultura y Ganadería existe algún interés por perpetuar el problema de los roedores? Si ya es una ridiculez pensarlo, mayor lo es comprobar que la solución se aplaza en el tiempo; sobre todo, si tenemos en cuenta la capacidad reproductiva del topillo.

Día a día comprobamos la torpeza de la consejera a la hora de abordar el problema. Como bien apunta el portavoz de la plataforma, la consejera “no puede decir cuándo se puede quemar los rastrojos, porque lo único que está haciendo así es aprovecharse para no hacerlo nunca”, con el argumento de las condiciones climáticas. Hay un dato muy importante: es suficiente con que la Junta facilite la presencia de bomberos y equipos de extinción. Los expertos son los propios agricultores. Ya está bien de que la propia Junta trabaje contra Castilla y contra León y, por favor, que no cometa el error de irse de vacaciones el presidente Herrera, mientras no consigan extinguir el problema de salud que supone la plaga de roedores que, por cierto, empieza a llegar a algunas ciudades y a extenderse por las comunidades limítrofes.

Soledad del presidente Herrera

jesus10.jpg J. Salamanca juanvi6.jpg J. V. Herrera

Rosa Valdeón Santiago fue el centro de las envidias de los consejeros y consejeras de la Junta de Castilla y León, durante la legislatura anterior. Juan Vicente Herrera se vio obligado a exiliar a Valdeón Santiago a la alcaldía de Zamora. Jamás se había dado el caso de ‘desterrar’ a alguien por eficiente; pero Herrera sabía que los cuadros humanos del Partido Popular existentes en Zamora no podían soportar un fuerte envite. El caso es que la que fuera consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades tuvo que hacer las maletas y marchar a la que era su tierra.

Juan Vicente Herrera vistió mal a un santo y desnudó a nueve. El burgalés no aprendió de la experiencia. Superada la cuarentena, el presidente Herrera no había asimilado lo que suelen aprender todos los hombres. Decía Gabriel García Márquez que lo más importante que aprendió a hacer después de los cuarenta años fue “a decir que no cuando es que no”. Habla mucho, decide poco y generalmente lo hace tarde, como dicen muchos de sus directores generales. A la vista de los acontecimientos, carece de asesores fiables. Publio Siro decía que la oportunidad queda perdida frecuentemente entre las deliberaciones. Y ahí es donde el presidente ha perdido la conexión con sus asesores y sus consejeros. Mal comienza la legislatura.

Ahora que el problema de los topillos permanece latente, a la vez que Sanidad está de uñas y sin saber cómo reaccionar, además de soliviantados los agricultores de la región y temerosa la población ante posibles enfermedades, el presidente se acuerda de la eficacia y eficiencia de Rosa Valdeón Santiago; pero ya no puede pedirle soluciones. Quienes más le envidiaban y más presionaron a Herrera para que se deshiciera de ella, hoy no resuelven nada. Las envidias se pagan. Siempre se pagan. Y muy caras. Aquí tiene el presidente un ejemplo.

¿Por qué la derecha imita a Rodríguez Zapatero en las cuotas, en vez de rentabilizar la eficacia y la eficiencia de las personas, sean hombres o mujeres? Rosa Valdeón servía para un roto y para un descosido. Lo mismo atendía Familia que Igualdad de Oportunidades, derechos de las mujeres y orientación de la formación profesional. En Castilla y León hay un dicho muy socorrido cuando una persona es de una gran valía, como demostró que lo era Rosa Valdeón: “lo mismo le da planchar huevos que freír corbatas”. Pues eso es lo que hacía Valdeón. Rosa nunca rechazó asesorar al presidente, independientemente del tema. La ex consejera, hoy alcaldesa de Zamora a empujones, es una mujer hecha a si misma y curtida en mil batallas. Antes o después el presidente lo tenía que notar. Hoy Herrera está solo, muy solo en su silla. En Castilla y León pintan espadas. Al tiempo.