Hoy algún medio de comunicación nos mostraba una interesante partida de cartas, la que jugaba a diario Ignacio Uría. Ayer volvió a jugarse. Sin él, pero estoy segura de que ya habrán encontrado repuesto, allí, la vida sigue, con o sin Ignacio, con o sin atentado.
Para qué inmutarse. Tú puedes ser el próximo, así que callandito a casa, y ni un comentario en las tiendas, en el trabajo, o con algún vecino en el ascensor de tu casa, sólo con los que conoces muy pero que muy de cerca, vamos, tu madre o alguien así. Con el resto nunca se sabe.
A mí misma me sucede. En algunas tiendas conmigo hablan los dueños, pero en cuanto entra alguien, enmudecen.
FUENTE: tomado del comunicado de Ana iríbar