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'Reyes' de la algarada

Algarada proetarra

 

«Cremem la corona espanyola» («Quememos la corona española»), rezaba la pancarta desplegada en la Universidad de Barcelona, donde – además – se ha quemado otra con un dibujo que presumiblemente representaba al Rey de España. El hecho de que el dibujo careciese de rostro pone de manifiesto el miedo de los radicales a ser encausados. La falta de rostro lleva a una defensa más fácil y, tal y como está el patio, parece que no quieren verse en la misma situación que los dos inculpados con los que se solidarizaban.

El radicalismo independentista es tan poco original que incurre en lo más cutre para hacerse ver y retratarse. A lo largo de la Historia siempre ha habido fotos meritorias y dignas de recuerdo; pero otras como éstas son fruto de la mediocridad, la irracionalidad, la vagancia y la mala fe. Estamos ante un intento de crispar a la sociedad por parte de los ‘reyes del diálogo’.

Esos adolescentes, aficionados a la algarada y reyes del desorden y la provocación, aprenden a ‘dialogar’ con la violencia como bandera. Pero lo han aprendido de sus mayores. Ahí están los miembros del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC). Solo leer el nombre ya invita a la risa, a la mofa y al sarcasmo. ¡Países Catalanes! Ahí es nada, acomplejados y fanáticos coaligados por la misma causa y acompañados por grupos de la siniestra independentista. ¡Vaya chiste de corto recorrido y nula gracia! Se suele decir que siempre el más tonto del pueblo acaba dando que hablar; pues ya lo tenemos aquí, representado en diversos papeles, se llame sindicato de estudiantes catalanes, Ibarreche, Askatasuna, Gobierno vasco o Rodríguez. Tanto da que da lo mismo.

Semejante recorrido tiene la eficacia del Ejecutivo Rodríguez. De aquellos polvos vienen estos lodos. Un Gobierno cuya trayectoria está empañada por todo tipo de sospechas, mentiras y desprecio a la ciudadanía carece de autoridad moral para parar actos como los aludidos. Mientras la cobardía atenaza a los violentos y aprovechan la algarabía y el calor del grupo para resarcirse de sus complejos de inferioridad, el Gobierno mira para otra parte; aunque el presidente se empeñe en decir que nada se hará fuera de la Constitución.

Como eran pocos los problemas que acorralan al Gobierno del presidente Rodríguez, también Ibarreche quiere aprovechar las circunstancias y hacerse la foto antes de que le roben protagonismo. No ha olvidado el desprecio del arco parlamentario español al ‘proyecto Ibarreche’, resultado de una mala digestión y de un peor sueño. Aquel esperpento que supuso la mofa de todos los parlamentarios, ahora pretenden revitalizarlo como nuevo, modélico y contemporáneo. El alejamiento de Josu Jon Imaz de la escena política ha abierto la ventana del colaboracionismo con el independentismo, el ‘radicalismo borroka’ y la permanente contradicción. El PNV, EA y EB se mueven por impulsos del miedo y el sometimiento a los violentos. Son el ejemplo de la fidelidad comprada y, cuando eso es así, siempre es sospechosa y de corta duración.

Pero siguen uniéndose más polichinelas al esperpento nacional. No eran suficientes las barbaridades del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (¡Ríanse con toda tranquilidad!), los grupos de la siniestra independentista y el ‘carroñero’ Ibarreche, que ahora surge “Etxerat” y pretende su parte del pastel folclorista. A río revuelto no gana nadie, ni siquiera los pescadores de siempre.

La asociación de familiares de presos de ETA aprovecha cualquier situación para hacerse notar y demostrar que controla a Askatasuna y a Batasuna. El hecho de estar ilegalizada “Etxerat” no parece impedir que se muestren a la luz pública para conseguir un poco de luz publicada. Nadie puede negar que saca ayudas y subvenciones hasta de ‘debajo de las piedras’; pero lo más degradante es que el Gobierno vasco se vuelca con los familiares de presos, corriendo con todos los gastos de las visitas a los distintos centros penitenciarios donde cumplen condena los “hombres de paz” de ETA. Mientras tanto, niega el pan y la sal a las Fundaciones de Víctimas del Terrorismo, regatea ayudas a las mismas y, cuando las concede, el montante económico alcanza la categoría de ‘chocolate del loro’.

Los violentos se consideran ganadores de la calle en Vascongadas y en Navarra. Su ilegalización no les impide pedir cada día el reagrupamiento, la excarcelación y, cuando se tercia, la amnistía de los presos, como si fueran presos políticos. Por lo visto, a fuerza de repetir las cosas, pretenden que se crean. La ignorancia es atrevida y, en este caso, vulgar, mediocre e hipócrita. Cuando dejen de estar presos, dejarán de recibir subvenciones. Por cierto, muchas familias viven exclusivamente de esas subvenciones y de la extorsión de la banda; de ahí que se adopten duras medidas cuando se advierten intentos de deserción.