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Pirritx y Porrotx, payasos etarras de chufla y rechifla.

Ver Diario El Mundo. Amplia información al respecto.

Los famosos payasos vascos Pirritx eta Porrotx han mostrado su respaldo a la gira organizada para esta semana por Etxerat, la asociación de familiares de presos de ETA, en contra de la política de dispersión.

En un vídeo en euskara de poco menos de cuatro minutos y claras connotaciones infantiles, Pirritx cuenta a su compañero de andanzas que está triste porque «hace veinte años que comenzó la dispersión» y le explica que «todos los fines de semana muchos de nuestros amiguitos tienen que hacer miles de kilómetros para visitar a sus padres, tíos y amigos».

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ETA apoya el fascismo

Foto robada a MINUTO DIGITAL

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Abertzales con fotos de asesinos

Un fascista debajo de cada foto

Un fascista debajo de cada foto

Fascismo en las calles de Bilbao

En cada foto: un fascista y un ignorante debajo.

En cada foto, un fascista y un ignorante portándola.

NOTA.- Todas las fotos han sido robadas de MINUTO DIGITAL.

Incordio del emérito obispo Setién

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José María Setién, obispo emérito de San Sebastián

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Hace tiempo que ‘chochea’ el obispo emérito de San Sebastián, José María Setién. Después de tantos años apoyando a la banda terrorista y negándolo a la vez, ahora se atreve a publicar un libro donde equilibra el sufrimiento de las víctimas con el sufrimiento de ETA y su entorno. Una de dos: o se ha vuelto loco o piensa que los demás son analfabetos. Definir la expresión “dolor de ETA” como él lo hace, supone un atentado al sentido común y a la creencia de que el pueblo es pasivo, inculto, irresponsable y falto de reacción. Tras inclinarse hacia el lado de ETA, el de los violentos, extorsionadores y bandarras, ahora resulta que pretende hacernos ver que el “amor compasivo universal” de la Iglesia llegará a todos por igual, sin distinciones de ningún tipo y sin que existan víctimas y verdugos. No solo no ha evolucionado, sino que piensa que la sociedad va a la zaga de la Iglesia.

Al pobre obispo emérito nadie le ha leído la cartilla con claridad. Hasta el título de su libro es una preocupación y un encontronazo con el sentido común. Él lo titula “Un obispo vasco ante ETA”, cuando en realidad su postura personal y eclesiástica y, por tanto, el título debería de haber sido “Un obispo vasco contra ETA, con todas las consecuencias”. Aquí no caben medias tintas: se está con ETA o se está contra ETA. Antes de publicar Setién el libro debería de haber analizado quién está con ETA y quien defiende el Estado de Derecho.

Hay dos bandos claramente definidos: el pro etarra, donde la cabeza visible estos últimos años han sido el presidente Rodríguez, el maltratador de género Eguiguren y parte del Gobierno socialista, además de los miembros del PSE; por otro lado, construyendo y defendiendo el Estado de Derecho han destacado la AVT, el Partido Popular vasco de María San Gil e insignes figuras como el Foro de Érmua, la Fundación Gregorio Ordóñez, Regina Otaola, Carmen Gurruchaga, Isabel San Sebastián, María José Usandizaga y cuantos arriesgan su vida a diario para acabar con la banda terrorista. Evidentemente en este lado no se encuentra José María Setién, por mucho arrepentimiento que quiera mostrar.

Comprobamos que tiene muy claro cuál es el dolor causado por ETA, pero desvaría al hacer referencia al sufrimiento que padece ETA. Mientras que el dolor que causa la banda terrorista lo hace contra la voluntad de la ciudadanía y del Estado de Derecho, el que ETA recibe – si así se puede llamar – lo recibe gratuita y voluntariamente; su actitud masoquista sigue siendo inentendible para gran parte de la ciudadanía española y para la mayoría de la población vasca, como inentendible es la actitud sádica hacia los presos por parte de sus familias; más preocupadas de recibir dinero a cambio que de la liberación de los mismos; en este aspecto no hay que olvidar el fraude y el desprecio de organizaciones como Askatasuna y Etxerat, que defiende lo que conviene o interesa en cada momento, ayude o perjudique a los encausados.

No es de recibo tampoco que Setién hable de Iglesia, de paz, de concordia, de ilusión y de futuro, cuando él tantas veces ha cercenado el camino hacia todas esas posibilidades, desde el momento en que ha reconocido a los violentos y extorsionadores un mérito y una necesidad que siempre ha negado a las víctimas. Setién no es Iglesia y si quiere identificarse con la misma… ¡Me bajo, que paren el ‘tranvía’ eclesiástico que me bajo para no volver a subir! Mejor la excomunión que seguir en el bando donde pretende asentarse José María Setién. Quienes por defender el Estado de Derecho soportamos la amenaza y el insulto no podemos sentirnos cerca de don José María. Ni podemos ni consentiremos. Quienes pudiendo haber facilitado la paz han llenado de chinitas el camino, no merecen el aprecio ni la consideración. Con el desprecio van pagados. Y vamos más lejos: cuanto antes se quiten de la circulación más fluida será ésta.

Torpe e iluso no ‘cae del burro’ y habla de penas de muerte, encarcelamientos, dispersiones de presos… Para muchos ha sido una obligación leer su libro, pero lo hicimos por la necesidad de completar nuestra información sobre ETA y el entorno abertzale. Para ser claro en toda la extensión de la palabra, hay que constatar que no aporta nada nuevo. Conociéndole en su actuar y sentir, hemos leído lo que ya sabíamos y habíamos comprobado; sigue mezclando ETA, confundiendo el enfoque de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), mimando la mano dura e ignorando el amor al prójimo, la sensibilidad con el necesitado y la atención al que más sufre.

El libro del emérito Setién es más de lo mismo. Más ETA, más banda, más cariño al extorsionador y menos apoyo a las víctimas, menos compasión con el sufrimiento, menos afecto a quien sufre el dolor. Hace años, José María hablaba de libertad del pueblo vasco y del derecho a la autodeterminación. Sin embargo, fue incapaz de reflexionar respecto a que el hombre nunca ha encontrado una definición precisa de lo que es la libertad. Creía saberlo todo, pero todo en él era confusión. Algo así como el que dice que está de vuelta de todo y, si lo está, es porque jamás ha ido a ninguna parte.

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'Reyes' de la algarada

Algarada proetarra

 

«Cremem la corona espanyola» («Quememos la corona española»), rezaba la pancarta desplegada en la Universidad de Barcelona, donde – además – se ha quemado otra con un dibujo que presumiblemente representaba al Rey de España. El hecho de que el dibujo careciese de rostro pone de manifiesto el miedo de los radicales a ser encausados. La falta de rostro lleva a una defensa más fácil y, tal y como está el patio, parece que no quieren verse en la misma situación que los dos inculpados con los que se solidarizaban.

El radicalismo independentista es tan poco original que incurre en lo más cutre para hacerse ver y retratarse. A lo largo de la Historia siempre ha habido fotos meritorias y dignas de recuerdo; pero otras como éstas son fruto de la mediocridad, la irracionalidad, la vagancia y la mala fe. Estamos ante un intento de crispar a la sociedad por parte de los ‘reyes del diálogo’.

Esos adolescentes, aficionados a la algarada y reyes del desorden y la provocación, aprenden a ‘dialogar’ con la violencia como bandera. Pero lo han aprendido de sus mayores. Ahí están los miembros del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (SEPC). Solo leer el nombre ya invita a la risa, a la mofa y al sarcasmo. ¡Países Catalanes! Ahí es nada, acomplejados y fanáticos coaligados por la misma causa y acompañados por grupos de la siniestra independentista. ¡Vaya chiste de corto recorrido y nula gracia! Se suele decir que siempre el más tonto del pueblo acaba dando que hablar; pues ya lo tenemos aquí, representado en diversos papeles, se llame sindicato de estudiantes catalanes, Ibarreche, Askatasuna, Gobierno vasco o Rodríguez. Tanto da que da lo mismo.

Semejante recorrido tiene la eficacia del Ejecutivo Rodríguez. De aquellos polvos vienen estos lodos. Un Gobierno cuya trayectoria está empañada por todo tipo de sospechas, mentiras y desprecio a la ciudadanía carece de autoridad moral para parar actos como los aludidos. Mientras la cobardía atenaza a los violentos y aprovechan la algarabía y el calor del grupo para resarcirse de sus complejos de inferioridad, el Gobierno mira para otra parte; aunque el presidente se empeñe en decir que nada se hará fuera de la Constitución.

Como eran pocos los problemas que acorralan al Gobierno del presidente Rodríguez, también Ibarreche quiere aprovechar las circunstancias y hacerse la foto antes de que le roben protagonismo. No ha olvidado el desprecio del arco parlamentario español al ‘proyecto Ibarreche’, resultado de una mala digestión y de un peor sueño. Aquel esperpento que supuso la mofa de todos los parlamentarios, ahora pretenden revitalizarlo como nuevo, modélico y contemporáneo. El alejamiento de Josu Jon Imaz de la escena política ha abierto la ventana del colaboracionismo con el independentismo, el ‘radicalismo borroka’ y la permanente contradicción. El PNV, EA y EB se mueven por impulsos del miedo y el sometimiento a los violentos. Son el ejemplo de la fidelidad comprada y, cuando eso es así, siempre es sospechosa y de corta duración.

Pero siguen uniéndose más polichinelas al esperpento nacional. No eran suficientes las barbaridades del Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes (¡Ríanse con toda tranquilidad!), los grupos de la siniestra independentista y el ‘carroñero’ Ibarreche, que ahora surge “Etxerat” y pretende su parte del pastel folclorista. A río revuelto no gana nadie, ni siquiera los pescadores de siempre.

La asociación de familiares de presos de ETA aprovecha cualquier situación para hacerse notar y demostrar que controla a Askatasuna y a Batasuna. El hecho de estar ilegalizada “Etxerat” no parece impedir que se muestren a la luz pública para conseguir un poco de luz publicada. Nadie puede negar que saca ayudas y subvenciones hasta de ‘debajo de las piedras’; pero lo más degradante es que el Gobierno vasco se vuelca con los familiares de presos, corriendo con todos los gastos de las visitas a los distintos centros penitenciarios donde cumplen condena los “hombres de paz” de ETA. Mientras tanto, niega el pan y la sal a las Fundaciones de Víctimas del Terrorismo, regatea ayudas a las mismas y, cuando las concede, el montante económico alcanza la categoría de ‘chocolate del loro’.

Los violentos se consideran ganadores de la calle en Vascongadas y en Navarra. Su ilegalización no les impide pedir cada día el reagrupamiento, la excarcelación y, cuando se tercia, la amnistía de los presos, como si fueran presos políticos. Por lo visto, a fuerza de repetir las cosas, pretenden que se crean. La ignorancia es atrevida y, en este caso, vulgar, mediocre e hipócrita. Cuando dejen de estar presos, dejarán de recibir subvenciones. Por cierto, muchas familias viven exclusivamente de esas subvenciones y de la extorsión de la banda; de ahí que se adopten duras medidas cuando se advierten intentos de deserción.