El odio de Cassandra le impide ser decente. Sin ser decente es imposible ser docente.
Por Jesús Salamanca / Resulta que se llama Ramón, pero en el encabezamiento de sus mensajes se hace llamar ‘Cassandra Vera’. No vamos a entrar en su condición de intercambiable porque cada uno elige ser lo que es o su condición natural se lo impone. Ante todo libertad en todos los sentidos hasta que se pasa la línea roja, como ha hecho este transexual con bigote o barba de día y medio.
He recopilado los tuits que Ramón-Cassandra ha subido a la red y llego a la conclusión de que la condena es corta. No en cuanto al tiempo de cárcel (quizá un poco elevado el año) pero sí en cuanto a otros aspectos. Lo mejor de esa condena es que no puede recibir becas ni dedicarse a la docencia que, al parecer, era su aspiración.
A la vista de los tuits que aparecen arriba, quienes han salido ganando han sido los padres. ¡Pobre alumnado si este pendejo de Cassandra es destinado para darlos una educación! En esta ocasión ha acertado el juez. Y prueba de ello es que los miles de tuits que están apareciendo en twitter quitan la razón al podemita Ramón-Cassandra y se la dan al juez. Doy fe.
