No estaría de más que la factura de la crisis, que azuza a tantos millones de españoles, la pagaran los verdaderos culpables. La verdad es que, desde nuestro punto de vista, podría acusar a varios con el riesgo de olvidar alguno. Lo que sí tengo claro es que la culpabilidad clave no está en la ciudadanía, ni en el contribuyente común. Miren ustedes hacia la banca y hacia la clase política. No hay mucho más donde acusar.
La pena es que pagaremos la crisis los ciudadanos normales. Precisamente quienes ya no tenemos cinturón con agujeros. España es, ahora mismo, el erial que han dejado las huestes de Zapatero y Rubalcaba. Estaría bueno que los socialistas volvieran a dar su confianza a Alfredo, sería como otorgar capacidad de liderazgo a un espantapájaros. Un Rubalcaba que ha dañado al país, y con el que se encuentra en deuda, desde la LOGSE hasta el ‘caso Faisán’.
¿Y qué nos encontramos ahora, a diario? Nos encontramos la desconfianza en Mariano Rajoy. Un presidente que sabía lo que había y, a pesar de ello, siguió mintiendo con los impuestos. No era preciso subir esos porque España solo precisaba buena gestión, según decía a la desesperada. Pero claro, una vez que se vio con los votos necesarios, cambió la forma de ver las cosas. Ya decía R. Tagore que la verdad no está de parte de quien grite más.
La mentira de Mariano arranca en el mismo momento en que él negó por activa y por pasiva la subida de impuestos. No se podía perder ni un solo voto. Nadie debe olvidar que sigue habiendo centenas de altos cargos que solo son carga porque sus cometidos no están definidos; sueldos desorbitados en manos de ‘pelamanillas’ descontrolados; privilegios en el seno de familias que se resisten a la reconversión; fundaciones manipuladas y obsoletas en manos de desaprensivos; empresas públicas que deben desaparecer de inmediato y duplicidades que atentan contra la dignidad del ciudadano y contra el bolsillo del contribuyente: ¿Por qué INEM y ECyL, por ejemplo? ¿Por qué AEMET y departamentos de Medio Ambiente de Comunidades donde se imita con mucho gasto inútil a la Agencia Estatal de Meteorología? Como decía un analista en la Gaceta de Salamanca: “…, hay mucho miedo a dejar a más de un incapacitado sin la poltrona que le vino dada por la gracia de Dios”.
Si nos centramos en una Comunidad autónoma como Castilla y León, Herrera Campo ha actuado al contrario de lo que ha hecho su compadre, Mariano Rajoy. ¿Conocen esa mandanga del «céntimo sanitario»? Miren ustedes: al pobre Herrera Campo – sin duda el peor presidente que ha pisado el Palacio de la Asunción — se le ha ocurrido que quienes dispongan de vehículo paguen 4,8 céntimos por cada litro de gasolina que reposten en Castilla y León. Le da lo mismo que ganen 900 euros o 3.500 euros mensuales.
Lo de este presidente es un atentado al sentido común de la ciudadanía. Ahora resulta que vamos a tener que pagar las barbaridades e insensateces de ‘Juanvi’ Herrera; la despoblación a la que ha llevado su incompetencia y los desmanes de los políticos que él ‘abandera’ con su política ultraconservadora y decimonónica. Nos cuesta ver otras manos negras que no sean las de Pilar del Olmo o la del consejero Silván, verdaderos aprendices de acólitos para con Herrera Campo.
Bien es verdad que no han faltado quienes ven como ‘mano negra’ al ex presidente del PP de Valladolid, Tomás Villanueva. Sea como fuere, el caso es que Herrera Campo está ‘degollando’ el trabajo de sus predecesores en Castilla y León. Y no hay mejor puntilla para realzar su cobardía y su adocenada presidencia que implantar el «céntimo sanitario». Un impuesto que ha sido calificado como atraco, auténtica vergüenza, ataque a las clases medias y chapuza integral.
Excesiva cobardía en el ‘pesebre derecho’ http://t.co/Apx7oTwJ