Eguiguren acusa al PNV, como yo.

Si en algo acierta Eguiguren es en que «el PNV creó un clima de cultivo para que perviviera ETA». También está confirmado que el PNV ‘encargó’ durante años a ETA que mantuviera viva la llama de  la radicalidad. Estamos, por tanto, ante la concreta afirmación de Isabel San Sebastián respecto a que unos (los radicales de ETA y del mundo abertzale) movían el árbol para que los nacionalistas del PNV recogieran las nueces. 

Pocas veces he reconocido una afirmación con tanta rotundidad como la expresada por San Sebastián y la acusación que Chuchi Eguiguren hace del PNV. ¿Cómo recogían esas nueces? Las recogían de muchas formas, pero su contrapartida era la financiación de los viajes a familiares de etarras para sus visitas a las cárceles, dentro y fuera del País Vasco, y las constantes subvenciones otorgadas al entorno abertzale y a todo su entramado.

También conocía el PNV la forma de contrarrestar la recogida de esas nueces. ¿Cómo? La respuesta es sencilla: incluyendo, por poner un ejemplo, a la Fundación Gregorio Ordóñez y a otras asociaciones, organizaciones y colectivos de víctimas del terrorismo entre los beneficiarios de esas ayudas, pero con una diferencia: a éstas les otorgaba miserables cantidades, en tanto que el entramado etarra nadaba en la abundancia una y otra vez.

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