Sánchez y Unidas Podemos ante el genocida ruso

La primera regla para alertar a un comunista de la degeneración en que incurre es hacerle comprender –por difícil que sea– que las guerras son la culminación del fracaso de las relaciones políticas e interinstitucionales, la ruina del diálogo y la especulación del loco.

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Vladimir Putin, genocida ruso y exmiembro del KGB.

Por Jesús Salamanca Alonso / No pierde ocasión Pablo Iglesias para apoyar al genocida, Vladimir Putin. Lo hace con ignorancia supina, argumentos trasnochados y cadavérico entusiasmo. Vista sus reacciones ante quien intenta ponerle en la senda del sentido común, es evidente que hoy cobra actualidad la figura excelsa de Cayetana Álvarez de Toledo en cuanto a lo que le espetó en el Congreso de los Diputados, hasta el punto a acogotar al entonces «Coleta morada».

Las contradicciones hacen que quien fuera «Coleta morada» — hoy denostado por los suyos e ignorado por quienes buscaban prebendas– se encuentre brutalmente desnortado. No ha evolucionado, sigue en las cavernas. Sólo con  conocer los pensamientos de Mao Tse Tung, me echo a temblar: «Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad: El poder nace del fusil». Es lo mismo que ha hecho el hijo-Putin que hoy quiere someter a Ucrania y que amenaza a quienes intenten entrar en la NATO, aunque no sean de la antigua órbita de la caducada URSS. Sigue leyendo

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