No es momento electoral para Castilla y León.

Contrastados los hechos de ambas partes, la formación de Arrimadas estaba negociando con la formación abulense, a espaldas de Mañueco, varias enmiendas para los presupuestos de la comunidad.

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Alfondo Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León.

Por Jesús Salamanca Alonso / Alfonso Fernández Mañueco ha convocado elecciones en Castilla y León en el peor momento que podía hacerlo: con la pandemia en claro ascenso, no es ético dejar huérfana la consejería de Sanidad. No me extrañaría que la ciudadanía le hicieran pagar esta brutalidad que, por otra parte, demuestra una inmadurez política y un claro afán de revancha del PP nacional: ahí veo la mano de Teo García Egea, ese personaje nada grato para los peperos y que no ha superado la traición de Ciudadanos en Murcia, su tierra natal. Confieso que, Fernández Mañueco, en un intento de imitar a Díaz Ayuso, ha cometido una vulgar «mañuecada». A ver qué dicen las urnas.

Si exceptuamos alguna encuesta, realizada por empresas afines al partido de la derecha, Fernández Mañueco no tiene asegurada la mayoría absoluta. Las más amigables le dan entre dos y seis escaños por debajo de la mayoría absoluta; no dudo de que están hechas por los «Tezanos de turno» que, llegado el 13 de febrero, pueden caerán despatarrados. Otras, y me refiero a la mayoría de las encuestas, sitúan a Fernández Mañueco con diez procuradores por debajo de esa mayoría deseada; otorgan entre ocho y once representantes a VOX en las Cortes; uno para Ciudadanos; desaparece Unidas Podemos; desaparece Por Ávila; un escaño o ninguno para la UPL y un descenso brutal del PSOE, de ahí que pensemos que puedan entrar otras minorías hasta ahora inéditas: hablamos de la formación soriana, España Vaciada y Regionalistas de Castilla y León. Veremos qué pasa, porque la mejor encuesta es la de la víspera de San Valentín, tan pronto como se haga el recuento. Sigue leyendo

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