A Calviño le escuece la verdad

No se puede consentir que se actúe como se actuó en Baleares: niñas tuteladas por el gobierno socialista fueron prostituidas y ese se negó a investigarlo.

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Pablo Casado y Nadia Calviño, enfrentados por la presunta corrupción y tráfico de influencias de la segunda, así como por la negativa a investigar la prostitución de niñas amparadas por el Gobierno socialista de Baleares.

Por Jesús Salamanca Alonso / Hace algún tiempo pensábamos que Nadia Calviño abanderaba el sector más moderado del Gobierno, incluso ella daba la imagen de ser la más moderada. Pero ayer se quitó la careta tras las afirmaciones de Pablo Casado en el Congreso de los Diputados. Precisamente por una clara exposición que reconocemos todos como verdadera. La minuciosidad de la presentación, el desamparo en que se han visto las niñas prostituidas en Baleares y el presumible amparo de Mónica Oltra a su degenerado compañero, ponen de manifiesto que España se ha podrido sobremanera con el actual Gobierno de socialistas y comunistas; con tal de dormir en el colchón del poder son capaces de vender a la burra por un puñado de lentejas y a seres queridos por una cazuelilla de sopas de ajo.

Nuestra vicepresidenta primera se ha cubierto de gloria al tachar a Pablo Casado de «desequilibrado», cuestión que me parece un tanto exagerada y fruto del odio que le han inoculado desde la bancada comunista. Pero el hecho llega más lejos: no conforme con sacar del Parlamento los hechos, ha acudido como correveidile al alcalde de Madrid para «chivarse». Eso sí, faltando a la verdad, porque la adjetivación de «desequilibrado» la ha cambiado su entorno. Martínez-Almeida confirmó que Calviño se había dirigido a él en esos términos, si bien parece que todo el gobierno miente como algo habitual. Ya caerán del burro; verán cómo la Judicatura tiene que ampliar sus plantillas no tardando. Sigue leyendo

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