Fraudulenta y corrompida “marquesa” de Galapagar

El «marqués» de Galapagar, miembro del trichavito, en el Congreso de los Diputados.

Por Jesús Salamanca / Hay que tener cuidado con las funciones de cada contrato. Si te contratan como escolta no tienes que dejarte obligar  “a calentar el asiento del coche antes del comienzo de la jornada laboral fijada por contrato”, al igual que tampoco se debe hacer de recadero ni ir a por la comida para los titulares del marquesado ni “productos infantiles para los tres bebés de la pareja” ni para los perros guardianes. ¿Qué trabajo y sueldo digno pueden garantizar “robaperas y pelamanillas” de este calibre, como los componentes del “marquesado” de Galapagar?  ¡Es el ejemplo vivo del chavismo bolivariano más absurdo, dictatorial y esquizofrénico!  Ahí tienen estos días a los “señores marqueses”, sin hacer ruido ni dar que hablar, conocedores de que el CNI advirtió a Pedro ‘Plagio de la insensatez de meter “el zorro en el gallinero”. El presidente en funciones no descarta romper ese preacuerdo e ir a nuevas elecciones, aunque solo sea por fastidiar al “último Borbón”, como dice Puigdemont.

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