La casta podemita ha acabado bebiendo de aguas sucias que antes decía rechazar. Hoy son la vergüenza de toda España y ‘sangra’ por los cuatro costados.
Fotocomposición de autor desconocido. Robada en Facebook por su mensaje y su preciosismo comunicativo.
Por Jesús Salamanca Alonso / No hay más que echar un vistazo a la prensa de hace unos años, exactamente desde el 15-M. Pues bien, los podemitas han pasado de la tienda de campaña al casoplón. Y de insultar a la Guardia Civil (llegaron a decir que “eran asesinos y sicarios de los ricos contra los pobres”) a saber que la dignidad de ese Cuerpo benemérito está allí donde se le necesita y sin mirar rencores, insultos o desprecios: hoy hacen guardia a la puerta del casoplón de la casta de Pablo “chepas” y de Inés “churri“.
Nunca mejor dicho aquello de “hacen guardia a los luceros” porque, por la noche, también permanecen a la puerta del casoplón de los marqueses de Galapagar aunque sin calefacción ni un té que llevarse a la boca. ¿Saben qué pienso al respecto? Pues pienso que al ministro/a de Interior habría que correrlo a gorrazos, escobazos y puntapiés.
¡Ver para creer! ¡Hasta dónde hemos llegado! Ya decía Juan Manuel Serrat que “mañana es solo un adverbio de tiempo”. Las palabras de estos dos buitres (no sé si decir “buitra” por la “portavoza”) nunca fueron verdaderas convicciones, al contrario de lo que pensaba Platón.
