Cuando la “sultana” dejó de mamar

“Hace tiempo que un sector de la ciudadanía andaluza pedía a gritos el desalojo del Gobierno de “la sultana”, de la misma forma que era de dominio público la desaparición de miles de millones…”

Susana Díaz, la sultana andaluza, una vez perdida la presidencia de la Junta de Andalucía manifiesta su odio descontrolado, muy propio de la mediocridad de algunos políticos.

Por Jesús Salamanca / Andalucía vive la ilusión del cambio necesario. Los andaluces han tardado treinta y siete años en darse cuenta de esa necesidad. Han sido muchos lustros de corrupción, nula transparencia, gasto en prostíbulos, cargos innecesarios, sueldos dislocados y clientelismo barato. Nadie pone en duda que las elecciones de hace unas semanas traen aire fresco y tiempos nuevos para Andalucía, pero también la población debe ser consciente de la ruindad en la que estaba instalada la Junta de Andalucía.

El nuevo gobierno andaluz, con o sin Vox como aliado, tiene mucho camino por andar, muchos problemas que resolver, serias trabas en el sistema educativo y una nefasta gestión de la sanidad a la que ha de reorientar y dotar de más y mejores medios; no olvidemos que Andalucía ha sido la única autonomía que ni siquiera ha sido capaz de llegar a utilizar la donación y dotación de maquinaria puntera efectuada por el genio mediático y financiero de Inditex. En la cuestión sanitaria, no nos vamos a parar  en comparaciones con otra comunidad –Cataluña– donde el tema sanitario ha caído en el inútil y vulgar sectarismo, acompañado de un evidente retroceso difícil de recuperar, incluso para ellos difícil de reconocer. Sigue leyendo

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