Estamos comprobando que la corrupción se extiende por las comunidades autónomas cada vez más y con mayor intensidad. Los Parlamentos autónomos encierran cientos de corrupciones que van desde el uso indebido del coche oficial hasta el cobro de dietas mileuristas al mes, a pesar de tener coche y conductor. Lo más duro es comprobar que desde los medios de comunicación no se suele denunciar lo que no conviene, bien para no perder las prebendas o bien para incrementar las existentes.
Y mientras en el plano político vamos de vergüenza en vergüenza y de ‘atraco’ en ‘atraco’, las Administraciones públicas amenazan, amedrentan y mantienen actitudes represoras con sus trabajadores. Paso a contarles algunas:
