Los cien días de Arturo Mas.

Artur Mas, este señor que rige Catalunya con su mentón prominente que aparece por los medios amenazando a Zapatero casi todos los días con cara de “emprenyat”, desde el día siguiente de jurar acatar la Constitución; que luego se monta en un referéndum ilegal para votar ser independiente y al día siguiente cuando se lo preguntan en el Parlament dice que se lo va a pensar, argumentando que lo hace solo para que el Gobierno de Madrid suelte la pasta que le debe, se ha dado  de bruces con la realidad.
Después de tomar el poder se dio cuenta que sus antecesores de Tripartit le habían engañado y los cajones del dinero estaban vacíos y que la deuda que no era de 1500 millones sino que eran 8 o 10.000 millones que habían sido malgastados para gloria de familias y allegados, durante su gobierno en Embajadas, Fundaciones,  TV3, Referendums, Omniums y otras gaitas.

En vez de personarse al día siguiente con una denuncia en los juzgados contra sus antecesores por malversación y meter a muchos de ellos en la cárcel, ha preferido meterlos en su Govern y  para así dar una imagen de pluralidad y democracia o quizá para que no se enfadaran y no empezaran a largar por ahí lo de las financiaciones de unos y otros. Así que tiene que seguir gastando en Embajadas, Fundaciones,  Referendums, Omniums, TV3 y otras gaitas y en la caja ya no hay un euro.

Pero no hay más remedio que reducir los gastos,  por lo que se decidió empezar los recortes en una cuestión tan sensible y que afecta a todos como es la Sanidad, sin un plan serio y concreto, ya sea suprimiendo servicios de urgencia o llegando a cerrar plantas enteras de hospitales.

Ayer se encontró con una protesta multitudinaria –que la Guardia Urbana cifró en 10.000 personas y los organizadores dijeron que eran el doble– llenó ayer la plaza Sant Jaume para quejarse de los recortes que en las últimas semanas se vienen anunciando desde el sector sanitario y que tienen en jaque al Govern. La convocatoria de los sindicatos ha sido secundada con el apoyo de todas las demás fuerzas políticas, unas con razón y otras solo con ánimo de venganza  le han dado un fuerte cachete a los cien días de estrenar su cargo.
En política los errores se pagan y Artur Mas no ha sido capaz de prever el fuego que estaba quemando a su alrededor y ahora deberá redoblar sus esfuerzos para tranquilizar a médicos y pacientes. En este asunto no deja de sorprender la frivolidad con que la ministra de Sanidad, Leire Pajín que entró ayer en este debate buscando convertirse en garante de la sanidad catalana desde la distancia actuando como la bombera pirómana. Eso sí, ella no explicó nada sobre la fecha en que se van a hacer efectivas las deudas económicas que el Gobierno tiene contraídas con Catalunya que podrían servir como tratamiento paliativo.

Artur Mas se ha dado el primer baño de realidad y espero tome nota del asunto. Se puede jugar a ser independentista, pero con la salud no se juega.
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