Propinas millonarias

Sorprende que el Gobierno central destine tantos millones a las políticas activas de empleo y, sin embargo, no se vean resultados. Ahí están las cifras de parados. Posiblemente no exista mayor y mejor ejemplo. Tantos millones de euros no servirán para recuperar el empleo perdido pero sí para que los mal llamados “agentes sociales” vivan un poco mejor y disfruten al por mayor. Y junto a ellos, también disfrutan los ‘montajes’ autonómicos, verdaderos nidos de apadrinados, recomendados y ‘besamanos’ de ocasión. Hay propina para todos, pero sobre todo para engordar a los de siempre… que ya habían engordado con muchos otros repartos.

A esos agentes sociales que se embolsan tanto caudal de dinero, hay que añadir las comunidades autónomas, también especializadas en meternos mano en la faltriquera y de paso sacar para sus cursos y sueños de grandezas. Lo que no entendemos es que esas mismas comunidades embolsen tanto dinero de las políticas activas de empleo y no solo no creen empleo sino que parecen trabajar para mermar los derechos sociales de la ciudadanía. Ejemplo claro lo tenemos en Castilla y León, donde desde la Consejería de educación se ha rebajado en muchos casos hasta un 42% respecto al año 2010, en lo que se refiere a los gastos de funcionamiento de los centros educativos.

Miles de millones que sigue repartiendo el lenguaraz ministro, Valeriano Gómez. Hablamos de casi 3.100 millones de euros; es decir, y permítaseme la licencia, poco más de lo que gana un trabajador medio anualmente.  Esos millones nos los restan a la ciudadanía y van a parar a las comunidades autónomas para que organicen cursos, cursillos, congresos, caceroladas, huelgas controladas y demás gastos a veces sospechosos y preocupantes. Véase el caso de los ERE de Andalucía, donde con dinero público muchos han obtenido jubilaciones sustanciosas. Eso sí, no faltan quienes empezaron a trabajar el día que nacieron y eso es un mérito añadido.

Alguien debe explicar a los millones de parados cómo reparte el dinero el Gobierno de Rodríguez Zapatero, sobre todo entre el Sindicato Vertical Unificado, la patronal y las comunidades autónomas; estas últimas cada vez más endeudadas y con más problemas para hacer efectiva la nómina mensual de sus trabajadores, y todo ello por la nefasta y –en ocasiones–  negligente gestión de los políticos de turno.

El ministro de Trabajo utiliza el BOE como el que abre el cajón para repartir dinero, aunque lo hace sin criterio sin perspectiva, dados los nefastos resultados obtenidos, además de con sospechoso y provocativo interés. Por fastidiar que no quede pero seguro que sus correligionarios del sindicatos se lo agradecerán. De paso también le ‘besarán el anillo’ las comunidades autónomas, a quienes se les amplia la fiesta un tiempo más. Pero todo eso se paga. Al tiempo.

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