La guerra nunca otorga premios

Siento vergüenza de los mamones del Parlamento español que han votado SÍ a la Guerra. Además me duele pagarles todos los meses con puntualidad espartana. Ya no hay duda que esa gente no nos sirve más que para crear problemas, porque lo que es resolver, no resuelven nada. Ellos van por su camino, montados en sus intereses, mientras el pueblo va en dirección contraria, porque no saben que en esta guerra no habrá premio.

También me preocupan y me ‘duelen’ los insensatos que desde fuera, generalmente desde los medios de comunicación, defienden la postura del Parlamento español con posturas peregrinas, aludiendo a la legitimidad de la guerra contra Libia. Reconozco que es muy doloroso que no haya división parlamentaria en este tema; una prueba de la mala fe y del mal corazón que acompaña a la derecha política y a la siniestra socialista. ¿Diferencias entre la guerra de Irak y la de Libia? ¿Acaso hay guerras justas y otras injustas? ¿Y guerras buenas frente a guerras malas?

El hecho de que no participaran todos los aliados en la guerra de Irak pone de manifiesto que sí había países sensatos y dolidos por la masacre. Los más rácanos lo mismo apoyan una guerra que se apuntan a un bombardeo, aunque sea contra el Vaticano o el Parlamento europeo; el caso es salir en la foto y que hablen de ellos los ‘papeles’ del día siguiente.

Es cierto que no hubo resolución de Naciones Unidas para hacer la guerra en Irak. ¿Acaso la ONU legitima las guerras o las hace más apetecibles? ¿Nos hemos vuelto locos? ¿Qué insensatos pretenden justificar la guerra en nombre de Naciones Unidas, el Vaticano, UGT o la Caja de  Ahorros de su barrio? ¡Cuánto daño ha hecho la ONU a países, ciudadanos y planes de futuro! Decía Arthur  Schnitzler que “la fuerza del carácter no es más que la debilidad de los sentimientos”. Y es que no hay duda que la ignorancia, la tontuna y la mala fe aturde a los más miserables.

La masacre de Libia no aporta nada positivo, como no lo aporta ninguna guerra. En vez del diálogo, se ha elegido la vía de la confrontación, la muerte y la represión. Rodríguez ‘Vendeburras’ ha metido a España en un laberinto peor que el de Ariadna en la mitología griega; bien es verdad que hay una gran diferencia: aquí no habrá hilo para guiarse. Los países árabes no van a perdonar ni a España ni a ‘Vendeburras’ la atrocidad que están cometiendo con Libia. Ya se sabe que quien siembra vientos recoge las correspondientes tempestades.

En la guerra contra Libia no habrá premio, como no lo hubo en la guerra contra Irak. El odio solo alumbra odio, como la sinrazón solo luce en la casa del miserable. Muchas veces, la mala fe y la desorientación de los gobiernos deberían reflexionar sobre el pensamiento de Séneca y comprobar que el premio de toda acción buena es haberla hecho.

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