A falta de noticias hay que fijarse en los gestos, palabras sueltas y las caras de los principales dirigentes socialistas en sus apariciones públicas que acrecientan los rumores respecto a que Zapatero no piensa repetir como candidato para las generales de 2012. La suspensión del tradicional acto de apertura de campaña en Vistalegre y otra reunión secreta ayer con Bono alimentan toda clase de rumores.
Carezco de los datos suficientes como para aventurar una hipótesis, pero lo que es evidente es que dentro de la patera cargada hasta los topes de candidatos que ya saben que con este capitán no podrán alcanzar la otra orilla y están ya dispuestos alcanzarla solos a nado. Los síntomas son evidentes y cada uno de ellos está ideando la manera de que, cuando llegue la campaña de las elecciones, no se le pueda asociar con quien les ha llevado hasta donde están.
Se ponga como se ponga el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, la decisión del Comité Electoral de suspender el multitudinario acto de la plaza de toros de Vistalegre, previsto para el 3 de abril desde hace tres meses, es la prueba más palmaria de que los candidatos autonómicos y municipales socialistas no quieren ver ni que se vea a Zapatero ni en pintura durante la precampaña electoral.
El problema está cuando Zapatero lejos de ser un puntal, constituye una rémora. Así las cosas, semejante decisión no viene sino a reforzar todavía más la fundada impresión de que Zapatero no volverá ser el candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno.
Y llegados a este punto, en el que la figura de Zapatero ya no resulta una vista alegre ni para los propios candidatos socialistas, ¿por qué no dar a los ciudadanos la oportunidad de perderlo definitivamente de vista con un adelanto de las elecciones generales?
