Chantaje sindical

Aún no repuestos de la huelga de los controladores por navidad, los sindicatos UGT, USO y CCOO han convocado una huelga intermitente de 22 días en  los servicios de tierra de los Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) durante los meses de abril, mayo, junio, julio y agosto, en oposición al proyecto de privatización parcial del Ente Público. Este paro se convoca para unas fechas de mayor afluencia del turismo que pueden destrozar la aparente reactivación del único sector que parece remontar la crisis, por lo que el establecimiento de servicios mínimos no serán suficientes para mantener una cierta normalidad en el tráfico aéreo.

Se trata de un nuevo pulso de los sindicatos ante un Gobierno atrapado por la urgencia de hacer caja con la privatización parcial de aeropuertos para poder llegar a los objetivos de reducción del déficit marcado por la Comunidad Europea. Semejante convocatoria por parte de los sindicatos revela la voluntad de aprovecharse de la cómplice e irresponsable imprevisión del Gobierno, utilizando de nuevo a los ciudadanos como rehenes, toda vez que después de más de treinta años de democracia los partidos políticos no han sido capaces de ponerse de acuerdo para la promulgación de una Ley de Huelgas que regule estos abusos.

Esta huelga no contiene reivindicaciones laborales de los trabajadores, ya que con la privatización laboral no cambia su status. En  realidad se trata de un pulso de unos sindicatos, cada vez más escorados , que están viendo que pueden perder con esta privatización uno de sus poderes para poder paralizar el país. El daño ya está hecho. A partir de conocerse la convocatoria de esta huelga ya se están produciendo anulaciones de paquetes vacacionales desde los países europeos que estaban ya contratados.

El Gobierno por boca del ministro Blanco ya está diciendo que pueden llegar a una solución; que debe de ser cuanto antes y solo se puede traducir en un nuevo pago a estos chantajistas con el único fin de mantenerse unos meses más en el poder, a quienes manejan como quieren al gobierno aprovechándose de su debilidad y que han demostrado sobradamente no estar a la altura de las circunstancias. Se resuelva como se resuelva, los ciudadanos seremos los rehenes y los paganos de este nuevo aquelarre. Si no hubiera acuerdo, toda vez que no está dispuesto a abordar una verdadera reforma laboral que cambiara las reglas de juego… ¿Será capaz el Gobierno que decretar un nuevo estado de alarma?

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