Igualdad de trato…

Este Gobierno sigue su senda liberticida y ahora ha encargado a la inefable Leire Pajín,  aficionada en meterse en todos los charcos, que nos amenace con una nueva ley para limitar nuestra libertades individuales, meternos miedo  y entrometerse más aún dentro de nuestra vida privada.  Se trata del anteproyecto de Ley Integral para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, que pone de manifiesto su doble objetivo: «Prevenir y erradicar cualquier forma de discriminación y proteger a las víctimas, intentando combinar el enfoque preventivo con el enfoque reparador; extender la protección frente a la discriminación por cualquier motivo y en todos los ámbitos». Unos objetivos ambiciosos que el Gobierno quiere alcanzar con la vista puesta en el desarrollo de una sociedad «diversa y plural»,  de una sociedad abierta y con una ciudadanía cada vez más diversificada. Toma ya.

Según el Diccionario de la Lengua Discriminar es: Separar, Elegir, Diferenciar una cosa de la otra. Es pues un acto de libertad: cuando se elige o se prefiere algo o a alguien, por definición se está excluyendo. Y esto no es discriminar. Pues incluso este acto tan personal en nuestras relaciones privadas nos van a prohibir. La Constitución prohíbe, sin duda, la discriminación injusta y arbitraria; pero lo que no se puede hacer es convertir el ejercicio libre de otros derechos fundamentales por los ciudadanos en discriminación que es contraria a Derecho.
El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ya advirtió en el informe aprobado el 28 de febrero de algunas de las deficiencias técnicas del anteproyecto —falta de concreción en la definición de las conductas sancionadas por discriminatorias—; del peligro de solapamiento entre el Defensor del Pueblo y la Alta Autoridad para la Igualdad de Trato y la No Discriminación, un órgano de nueva creación con amplias competencias en la materia  o de las dificultades para aplicar los preceptos en las relaciones entre particulares.
Partiendo de la base de que la Constitución define que todos los españoles somos iguales frente a la Ley, pero solo ante la Ley, lo que es evidente es que ante otras personas, cada uno somos distintos respecto a los demás. Y nunca podremos ser iguales.
El catedrático Santos Villasante señala algunos ejemplos cuestionables del anteproyecto: «Podría resultar lesivo del derecho a la libertad prohibir a los agentes de la propiedad inmobiliaria (artículo 19.2) que sigan las instrucciones de sus clientes para no vender o alquilar un inmueble, por ejemplo, a personas de una determinada nacionalidad… El anteproyecto lesiona de modo manifiesto la libertad personal».
Sobre la no discriminación en la educación, el anteproyecto establece que los centros educativos que excluyan del ingreso en los mismos a grupos o personas por razón de alguna de las causas establecidas en esta ley, en ningún caso podrán acogerse a financiación pública. Con esta ley es que van a tener que cerrarse todos aquellos centros que impartan la educación con separación. Si hay dos candidatos/as a un mismo trabajo ya tenemos el problema. Puede llegar el punto de que si a uno se le presentan dos pretendientes para casarse y elige a una en detrimento de la otra también puede ser denunciado.
Lo peor de todo esto es que pretenden que la simple denuncia puede generar un proceso que pueden terminar en sanciones de hasta 500.000 euros al invertir la carga de la prueba y tener que ser el denunciado quien deba de justificar sus actos. Todo ello sin ninguna sentencia judicial. Multas siempre en manos de este Gobierno liberticida que ya dispondrá de otra herramienta para amedrentar a aquellos ciudadanos que no acaten sus caprichos.
Por lo que veo, esta sectaria analfabeta está dispuesta a dejar su huella en su paso por el Gobierno antes de que se le acabe el chollo. Antes nos quejábamos que no pegaban ni golpe. Cuando,  después de tres años de no hacer nada,  han descubierto lo de la crisis, ellos se han puesto a «trabajar».  Si no queréis caldo… taza y media.
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