Cinismo e inseguridad

Que la clase política es el mayor obstáculo para la salida de la crisis es actualmente una percepción generalizada, pero que los políticos  se están mostrando cada vez más nerviosos e inseguros ante los nuevos tiempos que van a venir y que solo consiguen disimular con  evidente cinismo,  que está siendo una peligrosa muestra de que con ellos al frente, solo podemos empeorar.

Un ejemplo de cinismo, el de Pérez Rubalcaba que, cuando el Juez del Caso Faisán dirige la atención al Ministerio del Interior por las llamadas efectuadas desde la planta noble del edificio a los policías que abortaron la detención de la los recaudadores de la ETA, sigue riéndose él  y toda la bancada socialista en el Congreso de los Diputados del diputado Gil Lázaro que pacientemente ha seguido preguntando por tal traición al país.

Lo de la ministra González Sinde es otra muestra del cinismo de alguien que,  con el apoyo inesperado del Partido Popular,  ha conseguido quitarse de en medio a un posible  competidor dentro del Ministerio de Cultura,  como Alex de la Iglesia, que había conseguido con trabajo y paciencia poner de acuerdo a creadores e internautas.

Inseguridad la que manifiesta la ministra de economía Elena Salgado que no se sabe las cuentas del país y es incapaz de dar un discurso plausible y mantenerlo al día siguiente cambiando sin explicación los ratios sobre porcentajes de reservas necesarias de las cajas de ahorro o si se van a necesitar 20.000 de las arcas del estado, 80.000 más para aguantar la segunda tanda de refinanciación.

Cinismo el de Rodríguez Zapatero ayer cuando al preguntarle sobre el paro juvenil que ya está por el 47% solo se le ocurre decir que con los populares era peor cuando estaba solo por la mitad y no ofrece ninguna alternativa. Solo la seguridad de que él no piensa dejar su cargo a alguien que sea más capaz de llevar esto adelante.

Cinismo e inseguridad, la del gobierno y sindicatos que ante la reforma de las pensiones y después de más de dos años de negociación son incapaces de decir si los españoles se van a tener que jubilar a los 67 años y si su paga les llegará para subsistir. Aunque estando Jesús Caldera al frente de la negociación ya solo podemos esperar que nos paguen en  “calderilla”

Son unos meros ejemplos que contemplan cada día con estupor nuestros socios europeos que se ven obligados a aportar grandes sumas de dinero y dejarlos en manos de estos incompetentes porque si se hunde España, se puede hundir Europa mientras todo el Magreb está levantado  y todo esto puede llevarse al mundo por delante.

Confianza, ninguna.

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