Estado de paranoia

Ayer,  en un Consejo de ministros extraordinario,  el Gobierno ha confirmado que pedirá la prórroga del estado de alarma hasta el 15 de enero. Lo ha anunciado Rubalcaba, no Zapatero.  Se debatirá y votará el jueves en el Congreso, pero Zapatero tampoco dará la cara, será Jáuregui quien lo haga. Vamos a ver qué es lo que al final deciden los ‘padres de la patria’.

También ayer, durante más de hora y media, el ministro de Fomento, José Blanco, compareció ante la comisión correspondiente del Congreso de los Diputados,  supuestamente para dar explicaciones sobre la crisis aérea que aquel fatídico 3 de diciembre dejó en tierra a más de 600.000 pasajeros. El ministro, eso sí, dedicó prácticamente toda la mañana a narrar los episodios previos al colapso aéreo y no tuvo reparos a la hora de hacer una detallada descripción de la sucesión de hechos, en una sesión que se prolongó más de cuatro horas. Lo que no contó a los ciudadanos  es que el Gobierno tomó la decisión de cerrar el espacio aéreo dos horas antes de que los controladores comunicaran a la dirección de AENA. Las 61 cartas firmadas por otros tantos profesionales del colectivo llegaron a los jefes de sala a las 18.00, cuando ya a las 16.00 los responsables de la entidad estatal habían optado por el cierre de todo el espacio aéreo.

Esta tarde los representantes de USCA han comparecido con cara compungida para presentar el compromiso firmado del 85% de controladores de que no harán huelga en Navidad. Ellos han firmado «el compromiso, de manera individual», de que no harían huelga en Navidad. «Está firmado con nombres y apellidos«.

¿Y ahora qué? ¿Los políticos seguirán manteniendo al país secuestrado con un Estado de Alarma que lo único que hace es blindar al Gobierno para la convocatoria de elecciones anticipadas? Los controladores sin esta losa seguirán militarizados y no representan en este momento ninguna amenaza para el tráfico aéreo.

No tiene ningún objeto mantener un ESTADO DE ALARMA, que ya no era necesario cuando se dictó, salvo para garantizar la tranquilidad de nuestros políticos paranoicos que desean irse de vacaciones hasta finales de enero, que será cuando se abra de nuevo el Congreso.

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