¡Hay que dar una lección al sindicalismo burgués!

Representantes del sindicalismo burgués español.

Esa huelga llega tarde, en muy mal momento, con un matiz claramente político y cuando más daño hace a la clase trabajadora. Es el eterno afán de este tipo de sindicalismo, especializado en maltratar al prójimo, como cuando montan huelgas artificiales en los medios de transporte coincidiendo con el inicio de vacaciones. El caso es hacerse notar. Es, como decimos, una huelga política basada en el despecho de los líderes sindicales al ver que se hunden por su apoyo al Gobierno y su excesivo acomodo.

Llegado a este punto, tales sindicatos obreros no podrían justificar su dejadez, su desprecio a los trabajadores, su rechazo a los parados y los cinco millones de parados sin montar una huelga general. Pero se han pillado los dedos. Y también se han pillado más cosas, empezando por su propia dignidad. Han querido defender lo mismo y lo contrario y ahí tienen el resultado.

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