El toro como cultura

Platanito. Toro Vega 2010

TRIBUNA del Adelantado de Segovia. Por Juana Borrego (*). Tengo una gran amiga, escritora e investigadora, que hablamos mucho sobre el toro, las dehesas, la nobleza y otras muchas cosas más. Me ha enseñado mucho sobre el toro como cultura y voy a contar parte.

Todos los que hablan del maltrato de los toros en las plazas taurinas, tienen una gran falta de cultura general y conocimiento del toro. Decía Ortega y Gasset que no se puede conocer la historia de España, desde el siglo XVIII hasta nuestros días, sin tener presente la historia del toreo. Pero yo diría que sería más preciso decir, desde el paleolítico, cuando España aún no se denominaba España, o como en Mesopotamia, Egipto, la India, Creta, Grecia o la península Ibérica, que convirtieron al toro en emblema de lo sagrado y del misterio.

El protagonismo del toro en la Cultura Española, en las fiestas y ritos populares con una continuidad desde el paleolítico, además, es imposible establecer la historia y la cultura de España a lomo del toro, una animal que no ha podido dejar de ser símbolo y emblema de nuestra tierra.

Podemos ver aún en la provincia de Ávila, los famosos toros de Guisando, son cuatro toros grandes alineados en paralelo, que por cierto aparecen sin cuernos, pero en la cabeza tienen unos orificios que al parecer los estudiosos del tema dicen, que los cuernos de estos animales que eran colocados en momentos estrictamente rituales. Es cierto que el toro tenía «carácter sagrado y cultural», pero también demarcaban los límites de sus ciudades con esculturas como hitos sagrados, también tenían un carácter mágico religioso, que se fundamenta desde su sentido de la fecundidad y de la inmortalidad. Para García Lorca los toros de Guisando eran los símbolos de la quietud y del heroísmo de España, totalmente muerte o piedad inmortalidad, que gritan con el dolor de los siglos: «y los toros de Guisando / casi muerte y casi piedra/mugieron con dos siglos/ artos de pisar la tierra».

En España, los Vetones, las tenterias, los iberos, todos nos dejaron la historia y cultura y el arte del toro cada vez más refinado en sus esculturas, en Sevilla en el Museo Arqueológico Nacional está el toro de Osuna, en Jaén, el toro de Porcuna, el grande el toro de Arjona, la biche de Balazote con la simbología del Minotauro.

Toda esta historia de la cultura del toro es muy interesante que tendrían que saberla para poder entender después lo que significa el toro, y el toreo en la plaza.

Fueron los Reyes de la casa de Austria, con Felipe IV quienes dieron a las corridas de toros el carácter Solemne de Fiesta Real, en todo su brillo y esplendor.

Se podría decir que en los Siglos XVI y XVIII representan la plena consagración de la tauromaquia caballesca. Sin embargo a través de estas fiestas de toros, las personas rurales y urbanas ya tenían algo en común, la ciudad se abría al campo. Las bodas reales o nacimientos se celebraban con suntuosas fiestas taurinas, como ejemplo la boda de doña Urraca hija de Alfonso VII. El toro es siempre protagonista de la Cultura Popular Española, en las fiestas y celebraciones de los pueblos y ciudades.

Pero en la pintura podemos ver al torero, como héroe del pueblo, acercándose a su triunfo, a su tragedia y a su semblante. Así, a través de torero, nos presentan la verdad de una fiesta que aspira a ser espejo de humanidad y profunda cultura meridional cuya estética ha pretendido conquistar la luz y todo gracias a una tierra de sol que engendra a hombres de bravura y nobleza que se visten de luces para reconocerse en un toro de lidia. Los toreros son héroes anacrónicos cuya pasión y destino es vivir entre la gloria y la tragedia.

Pintores de todos los tiempos han querido destacar el triunfo del toreo en el ruedo o el arte del toreo sin más. El catalán Mariano Fortuny fue de los primeros (1838-1874) Ricardo Canals (1876-1931) Vázquez Díaz (1882-1969) Goya, Zuloaga, Doré, Picasso, Botero, Eugenio Lucas, Gutiérrez Solana, Carmona, todos demuestran que la tauromaquia es cultura y tierra, el toro y el caballo son carne del campo y la esperanza, y el sacrificio cosmológico está unido al caballo – al toro – al torero.

Los toros también están en el arto literario en sus tres géneros, en la lirica (poesía), la dramática (teatro), y la épica (novela), destacando el arte taurino a Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernandez,  Pablo Neruda, Lope de Vega, Javier de Burgos, Blasco Ibáñez y muchos más.

Yo recuerdo hace años en el 96 puede ser, cuando Antonio Canales, en su obra el Torero, representó bailando el trascurso de una corrida de toros. La copla Española tenemos al importante compositor López Quiroga, autor de temas taurinos como Capote de Grana y Oro, Carmen de España, Romance de Valentía o Divisa Verde y Oro, que entre los grandes intérpretes de la copla podemos citar a Estrellita Castro, Concha Piquer, Juanita Reina, Lola Flores, Pepe Blanco, Manolo Caracol, Farina, Carmen Sevilla, Manolo Escobar, Isabel Pantoja, Rocío Jurado, Carlos Cano, etc.

Y si de verdad podemos ver el simbolismo que caracteriza a la lidia será capaz de revelarnos toda una profunda antropología susceptible de mostrarnos el camino y la vida, como el toro y el torero en la arena, porque el toro y el torero se convertirán en espejo de una humanidad ideal y originaria.

El toro será el emblema de las clásicas virtudes que desdibuja la civilización cuando está en crisis, se puede ver como el hombre de la ciudad, no entiende como el toro no pierde la fuerza, aunque está limitado y encerrado en chisqueros no pierde su origen. Es una lucha entre el campo y la ciudad. Siempre se habla que el campo es encarnación de los valores nobles, el lugar de los frutos y de los manantiales, igual que el noble labrador que aprende la justicia, la nobleza, la valentía de la tierra y de los astros.

Desde su nobleza el toro de lidia es el espejo del hombre, fiel a su ser y a su destino, porque el toro de lidia, aunque lo enchiqueren, le tapan la salida, lo engañen lo castiguen o lo humillen, jamás perderá la Nobleza o la Libertad. Con su actitud en el ruedo, el toro bravo, personifica todo un acervo de valores que la humanidad está perdiendo en una civilización materialista y consumista.

En una civilización hedonista que prefiere la apariencia y dejarnos de ser auténticos.

Podría decir mucho más pero lo dejaré para otro artículo donde podamos ver que los toros de lidia son por naturaleza solo para corridas de toros, donde podemos ver en ellas el simbolismo de la vida misma.

El prohibir las corridas de los toros, es perder parte de nuestra cultura, perder pues la nobleza, la valentía y la honestidad al natural. El toro de lidia hace nace para morir en el ruedo y como dice mi amigo Gustavo las Fiestas Taurinas son para quien les guste. el que quiera que las vea. A mí no me gusta el fútbol ni el beisbol que a la larga tiene muy malas consecuencias para los jugadores y no pido que lo prohíban.

(*) Senadora del PP por Segovia.

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