No hay que dar importancia a los datos del paro. Ni se preocupa de ello el Gobierno ni nos preocupan a la ciudadanía. Ahora resulta que la subida del paro «es un dato positivo». El listón se ha fijado ahora en los cinco millones de parados y, mientras no se llegue ahí, no hay que preocuparse ni ocuparse. El Gobierno puede con todo. ¿Para qué trabajar? Mejor holgar y esperar a que el Gobierno socialista saque sus conclusiones o haga sus comentarios felices. Hasta que pasen dos años, ponemos la mano y, a partir de ahí, ya nos darán la Renta Básica de Ciudadanía. Además, ya no se lleva eso de trabajar todos los días. No está de moda.
Que sube el paro en agosto, pues… que suba… eso ya lo sabíamos. Siempre pasa lo mismo. Acaban los contratos y el paro se dispara; pero no pasa nada. Como seguimos sin contar a los parados que están en cursos de formación (DENOS), pues no cuentan los 756.342 parados más que deberían sumarse para superar los cinco millones. «¡Jamás llegaremos a cinco millones!», ha dicho Celestino Corbacho. Solo le ha faltado decir que dimite si llegamos ahí. Y llegaremos; en noviembre, pero llegaremos. Los datos de agosto están ‘cocinados’ para no preocupar más a la población. Y seguirán ‘cocinándose’ hasta las elecciones locales y autonómicas. No nos extrañe que el Gobierno haya dicho que «ve los datos con optimismo».
En este momento tenemos casi 140.000 afiliados menos a la Seguridad Social. Y en lo que va de año se han cerrado 52.647 empresas. Tampoco hay problema en este sentido. Ya llegamos al 20,6 de tasa de paro; un dato así en Alemania sería motivo más que suficiente para que corrieran a gorrazos o apedrearan a Angelita Merkel. Lo que no entendemos es por qué aquí lo consentimos. «España está a la misma altura que Japón», ha dicho Zapatero. Tontos los hay en todas partes, pero tontos-tontos de los de verdad solo aparecen en Moncloa o en el entorno del presidente. Doy fe. Y no hace falta dar nombres.
La secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, juega con las palabras y tampoco da importancia a la subida del paro, como no lo ha hecho nunca. Ni a ella ni a su entorno le afecta. Es más, no entiende que a la gente le preocupe el paro; solo son «datos numéricos y estadísticos que no afectan al Gobierno. Gracias a nuestro Gobierno no han subido más. Con un Gobierno de derechas se hubiera incendiado España. Zapatero es la prudencia y la bendición social para las clases necesitadas». Esta mujer, como puede apreciarse, está muy alejada de su nombre y su apellido enrojece al vivo y en clave de torpeza.
Las cifras se maquillan cuando hace falta y si es en vísperas electoral, pues se hace y punto. ¡Ya está bien de preocuparse del paro! No parece que preocupe ya a casi nadie; máxime cuando la economía sumergida está próxima al 40%. De otra forma sería imposible que reinara la tranquilidad actual. En los últimos trimestres, ninguna empresa me deja pagar con tarjeta — en trabajos de casa –; todos quieren en dinero contante. Con ello no facturan pero cobran en dinero no declarable, además de evitar el IVA. Lógicamente, el ciudadano sale ganando. ¿Que eso es fraude? ¿Acaso el Gobierno actual no es un fraude y la crisis una tapadera?