¡Debe desaparecer el Sindicato Vertical Unificado!

Escena del daño realizado por la mafia sindical en el Metro madrileño.

Los sindicatos de clase están nerviosos, por la que se les viene encima. Doña Esperanza ha puesto sobre la mesa lo que ningún presidente de comunidad autónoma ha hecho todavía. ¿Que son constitucionales los sindicatos? Pues nadie lo niega, pero no nos parece ético ni digno lo que hacen. No son necesarios los liberados, Como no son precisos los piquetes amenazadores; hace algún tiempo, en una d elas huelgas que hicieron contra la política de Aznar, conseguimos tirar al río Pisuerga de Valladolid a dos integrantes de un piquete de UGT y, todo sea dicho, nunca supimos si llegaron a salir del río o se ahogaron. ¿Acaso a alguien le interesa la vida de un piquete sindical?

El sindicalismo debe hacerse fuera de horas de trabajo. ¡Ni un liberado sindical!

Después de hacer el recuento en Madrid, se han encontrado que el 37% de los liberados sindicales de UGT y CC.OO. no deberían estarlo. La Comunidad ha hecho demasiados favores a los sindicatos y estos se dedican ahora a entorpecer las políticas sociales del Ejecutivo de doña Esperanza. En pocas palabras: han mordido la mano que les daba de comer. Éste es el momento de acabar con falsedades, abusos, negligencias y represión.

El sindicalismo debe hacerse fuera de horas de trabajo. ¡Ni un liberado sindical!

El tipo de sindicalismo que hoy se hace en esta cuarteada España es un sindicalismo obsoleto, anticuado, cavernario y deprimente. Se han convertido en empresas vividoras a costa de los presupuestos. Hay que acabar con esas formas de vida tan viciadas. Como trabajadores, no queremos que nos representen; es más, queremos que se mantengan al margen de negociaciones, pactos y tratos.

El sindicalismo debe hacerse fuera de horas de trabajo. ¡Ni un liberado sindical!

Los trabajadores ya estamos maduros para saber lo que queremos. ¿Van a seguir la Administración y las empresas haciéndoles el juego? La batalla se gana en la calle. A la calle no hay quien la calle. Y cada vez más alto está diciendo la calle que los sindicatos cierren la puerta y apaguen la luz. En pocas palabras: ¡que se callen! Demasiada gente con ganas de medrar y de amedrentar, en vez de trabajar.  ¡Ya está bien! La huelga de Madrid, con amenazas sindicales,  lenguaje guerracivilista y ausencia de servicios mínimos hace precisa la sanción a los liberados y, a ser posible, la expulsión del puesto de trabajo. Sobra gente en este país con ganas de trabajar. ¿Acaso el sindicalismo aporta algo positivo? Pues no, sencilla y sinceramente, no. Pues acabemos cuanto antes con el Sindicato Vertical Unificado en que se ha convertido la mafiosa organización CCOO-UGT.



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