El Sr. Manostijeras.


En un momento que los españoles estamos poniendo en cuestión todas y cada una de las partidas de gastos y despilfarro del Gobierno y de este descomunal e imposible «Estado de Autonomías», aparece con toda claridad en mi memoria un personaje que fue fundamental para la política económica que llevó a cabo Jose Maria Aznar, con el fin de enderezar una situación similar de desastre económico socialista del gobierno de Felipe Gonzalez de los años 90 y que en dos años consiguió enderezar y ponernos a la cabeza del mundo.

Se trata de José Barea Teijeiro. Tiene 84 años, guardian del saber y sigue en activo (bueno, de la universidad le echaron por cupo hace dos años) porque aún le hace «ilusión» transmitir todo el saber que atesora y que, a juzgar por las mesas y repisas de su casa, aún investiga, escribe, publica, imparte lecciones magistrales y da conferencias. Y desde mi profunda ignorancia les aseguro que la más árida economía, explicada por él, es cosa de niños.

A Barea se le han alisado los rizos egregios que lucía en su cabellera, y su columna apenas le deja caminar (ya sólo le alivian las agujas del doctor Kang, afamado acupunturista que visita como si fuera a Lourdes), pero no ha perdido el profesor ni traza de sus ganas. Aún podemos escucharlo en alguna de las emisoras que no están manipuladas por el «Regimen«.

Es el mago que en 18 meses consiguió ponernos las finanzas a la altura de la Unión Monetaria, o sea, introducirnos en el euro. Recuerden: aquel señor tan sabio, catedrático emérito de Ciencias Económicas, académico de Ciencias Morales y Políticas y de la Real de Económicas de Barcelona, etcétera; aquel señor con ideas sociales que siguen siendo generosas y progresistas, y a quien un día el presidente Aznar (año 96) llamó y convenció para montar una Oficina del Presupuesto a la americana, llevaba 25 años en el Ministerio de Hacienda al frente de la política presupuestaria. «Me llama a casa su secretaria y me dice: ‘No cuelgue, va a hablarle el presidente’. Y yo pensé: pero ésta qué se habrá creído, ¿presidente de qué?» Presidente del Gobierno. No logró negarse e hizo el milagro.

A este caballero, José Maria Aznar le autorizó la entrada en todas y cada una de los Ministerios e instituciones del Estado, con la misión de recortar aquellos gastos no necesarios, las duplicidades entre administraciones, subvenciones inútiles, empresas públicas para amiguetes, y la mamandurria en general, que estaba devorando los impuestos que pagaban los españoles con su trabajo, de tal manera que se granjeó no pocas enemistades entre los vagos e inutiles agazapados en las entrañas de la administración del Estado, muchos de ellos del Partido Popular, que estaban chupando a través del BOE. Tal fué su labor, que le apodaron «El Sr. Manostijeras»,

Cuando están los socialistas en el poder existe una costumbre de acomodar a familia, amigos y todo aquel que pueda mantenerlos en el poder dando lugar a la constitución de un costra de crecimiento piramidal de los presupuesto públicos que ahogan todo intento de sacar adelante el pais y ahora nos encontramos con la misma situación corregida y aumentada dirigida por un sectario peligroso aupado por gente ansiosa de poder y desmesurada en el gasto, que nos han llevado a la ruina otra vez. Porque esta película ya la hemos vivido.

Sus augurios, proféticos muchas otras veces, no pueden ser más negros. En cambio no cree el profesor que el euro, es decir, los sueldos que no han alcanzado la convergencia europea mientras los precios sí, nos haya hecho más pobres a los españoles. Ahora que Europa esta a punto de echarnos del club y las pensiones son recortadas y los funcionarios ven reducido sus sueldos, es cuando echamos de menos a personas con su buen hacer.

Pero Don José Barea ahora está ya muy mayor para poder empezar de nuevo con una tarea que nos va a costar a todos sangre, sudor y lágrimas. Además ya ha cumplido sobradamente con este país, pero digo yo si no encontramos a alguien con su mentalidad, con las tijeras a punto dispuesto a este sacrificio, deberíamos de buscar la manera de reproducir un clon suyo, porque en el caso contrario, no dejaremos de revolcarnos en la miseria.

Tiene toda mi admiración Don José.
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