
Al final y sin que sirva de precedente ha primado el sentido común y se retiró gracias a la insistencia de valencianos y murcianos que estaban ya viéndose condenados a la sequía perpetua para su competitiva agricultura. El tema del agua, que antes de la entrada de Zapatero estaba totalmente resuelta para todos los españoles con el Plan Hidrológico, que él se encargó en destruirlo, dando su primera muestra de sectarismo e incompetencia.
Dentro de la moda de aprobar unos Estatutos regionales, en que cada uno lucha para estirar más de la cuerda con tal de ofender lo más posible a sus vecinos. Veremos ahora qué pasa con el de Catalunya, ya que por las mismas razones electorales Zapatero podría cargarse al TC con tal de complacer a sus colegas catalanes que están ahora mismo lamentables. El día que desaparezcan estos estatutos regionales, será fiesta nacional.