Apuesta decidida por la educación

Después de comprobar que el socialismo apostó por una educación descafeinada, el profesorado está convencido que hace falta un Pacto de Estado por la educación. En su día, Rodríguez Zapatero apostó por él y se comprometió a sacarlo adelante antes de que acabara la primera legislatura. No hace falta hablar del resultado. Mintió en eso, como ha mentido en el empleo, la crisis, el talante, la igualdad, la ley de extranjería, la economía y la dignidad ciudadana.

No solo es preciso ese pacto, sino un aumento sustancial en inversión educativa para que todas comunidades puedan ser competitivas. Lo triste es que el Ministerio de Educación no ha sido capaz de convertirse en líder del sistema educativo. Al MEC se le ha ido la fuerza por la boca y los sucesivos ministros solo han incrementado su cartera personal, pero nunca su apuesta decidida por la educación, la convergencia con Europa y el apoyo de medidas para alcanzar la dignificación del profesorado.

La OCDE ha demostrado con sus datos que el profesorado español es el que dedica más tiempo a impartir clases y el que más horas dedica a su propia formación. También es cierto que España sigue siendo el país donde el profesorado ha perdido más poder adquisitivo entre 1994 y 2007. Todos los países de nuestro entorno han crecido, excepto España, donde los docentes españoles han perdido algo más de 10 puntos: aquí incluimos al profesorado de secundaria y primaria.

Si nos remitimos a PISA y a la competencia básica medida; es decir la científica, nos encontramos con que el resultado global de España es de 488 puntos, por debajo del promedio OCDE que son 500 puntos. Pero sigue habiendo un importante desequilibrio entre comunidades autónomas. Algunas nos hacen albergar cierto optimismo, pero no así otras que, dicho sea de paso, han perdido el norte y la oportunidad de crecimiento global.

Escudriñando datos, comprobamos que en los niveles más altos de rendimiento están Castilla y León, Navarra, La Rioja, Aragón y Galicia. Estas comunidades están muy próximas a los promedios de OCDE.

El Ministerio de educación debe adoptar medidas concretas, en vez de considerar que los ordenadores son la panacea en los centros. Las medidas a adoptar han de tender a la mejora del sistema educativo en todas y cada una de las comunidades autónomas, con la colaboración desinteresada y decidida de éstas.

¿Y qué es lo que debe hacer el Ministerio de Educación? Pues, entre otros muchos aspectos, debe apostar por reforzar las materias instrumentales básicas; adaptar a la realidad la educación de personas adultas; potenciar la educación a distancia y abrirla a la formación profesional; efectuar un diseño nuevo y moderno de la educación secundaria; ampliar la etapa de secundaria no obligatoria a tres años (bachillerato); prestigiar la formación profesional, tanto en los ciclos de grado medio como en los de grado superior; estudiar redes de formación que, en muchos casos, las comunidades autónomas han destruido, caso de Castilla y León; asentar el nuevo sistema educativo en las plataformas de la exigencia, el esfuerzo y en el abandono del falso igualitarismo.

El logro de lo indicado no es difícil. Tampoco lanzaremos las campanas al vuelo diciendo que es fácilmente alcanzable. Pero el paso firme del Ministerio no admite recovecos ni peldaños podridos, y mucho menos la pérdida de tiempo que ha predominado hasta ahora. El paso inicial es un pacto por la educación para llegar a esa mejora y negociar y aprobar el estatuto del profesorado. Lo demás, no sin esfuerzo y sacrifico, llegará por añadidura. En definitiva, lo que precisamos es una apuesta decidida por la educación.

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