Jugando al "Bonopoly"


En estos últimos días, en distintos medios de comunicación van apareciendo nuevas noticias  sobre el tremendo incremento patrimonial inmobiliario de José Bono, Presidente del Congreso, que durante los últimos años ha comprado varios áticos de lujo y chalés en Madrid, en Toledo, en El Campello, en Estepona, locales comerciales en Toledo, o el Picadero de caballos de raza en Toledo y siguen apareciendo nuevas propiedades y capitales camuflados dentro de sociedades con titularidad de los miembros de su  familia, de acuerdo con las normas que afectan a los diputados que a él se le olvidó declararlo, con un ejercicio de hipocresía sin límites. Este escándalo afecta ya a la más alta institución de nuestra nación, en la cabeza de su presidente. Este hombre es  un gigantesco Monopoly haciéndose con locales pisos y manzanas enteras.

Cuando se le ha preguntado del porqué de tanta riqueza súbita, ante el páramo de miseria que es nuestro país se limita a acudir al fiscal del Gobierno y dejarle una relación incompleta de sus bienes que no paran de aparecer y dice simplemente que se le olvidó declarar ante la cámara y presumiblemente a Hacienda también  tan ancho y amplio patrimonio y que de todas formas «es mejor tener que robar». Este hombre en el juego de este Monopoly ha saltado la banca haciéndose con todos los locales, pisos y manzanas enteras de la City.

Este señor que tiene la obligación de mantener la respetabilidad de la mayor institución del Estado y él mismo fué el que en su día obligó a declarar sus bienes a todos los diputados, que dijo que el bolsillo de sus componentes debería ser de cristal, como él mismo dijo un día ante los de Castilla la Mancha, a los que les gastó la misma jugarreta.  Los socialistas como siempre tienen la habilidad de poner a las zorras a guardar las gallinas. El creyente José Bono, de misa los domingos, el que no tiene empacho de votar por una ley que elimina los seres humanos, ha resultado ser por lo menos un hipócrita de tomo y lomo. A ver quien va a ser el valiente que va a desmontar a este caradura del sillón, porque a lo que se ve, él no piensa dimitir.
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