Beatificación del padre Bernardo Hoyos, seglar jesuita

Un alfarero elabora 100 copones de barro para distribuir la comunión y varias mujeres confeccionan 150 casullas y 500 estolas para los concelebrantes.

Juan Manuel Laguna trabaja el barro en su taller de Arrabal de Portillo. FOTO.- Ángel Cantero

Conforma la tercera generación de artesanos en su familia y, es más, asegura haber nacido en un taller de alfarería, pero en sus 48 años de vida jamás pensó que podría recibir alguna vez un encargo tan especial como éste: elaborar cien copones de barro para el rito de la comunión durante el primer acto de beatificación celebrado en la historia de la Diócesis de Valladolid.

Juan Manuel Laguna, alfarero de Arrabal de Portillo, daba forma una buena mañana a los tradicionales objetos de barro cuando el timbre de su taller sonó con insistencia. Era el párroco de Portillo, don Eloy, acompañado por el director del Centro Diocesano de Espiritualidad, Ricardo Vargas, y el rector de la Basílica de la Gran Promesa, Vicente Vara. «Me explicaron que querían una pieza para distribuir la comunión el día de la beatificación, y en ese momento me hizo una ilusión tan grande que lo único que quería era hacerlo», comenta el alfarero.

Las manos de Juan Laguna se pusieron entonces a trabajar para dibujar un centenar de copones de barro que tenían que responder a dos características: por un lado, la capacidad, que fueran suficientemente amplios para que cupieran el mayor número de sagradas formas posible, que tuviera una abertura con una anchura suficiente para la mano del oficiante y que, en el caso de que hubiera viento, se pudiera tapar con facilidad. El resultado, un copón elaborado en barro o pasta roja con una inscripción en letras amarillas que dice ‘J. H. S. Beatificación P. Hoyos S. J. Valladolid 18 abril 2010’. «Han quedado muy bonitos, perfectos, porque primero hice alguno de prueba para que dieran el visto bueno y una vez que lo obtuve, me puse a trabajar en la línea que querían», añade.

La vinculación de esta alfarería con la Iglesia se había limitado hasta el momento a la elaboración de floreros y detalles para comuniones. Por eso nunca pensó que se vería involucrado en la beatificación del padre Bernardo de Hoyos. Una vez que lo supo, asegura que como buen taller artesanal nunca buscó rentabilizar la elaboración de estos copones. «Sólo quería formar parte de la historia de la beatificación», incide Laguna, quien añade que ahora, una vez consumado el trabajo, lo que quiere es ver los resultados «en directo».

Cien sacerdotes se encargarán de distribuir la comunión con estos copones entre las 20.000 personas que está previsto que asistan a esta primera celebración en Valladolid. Durante el sacramento de la comunión, mientras suena la música del órgano y se interpreta el ‘Pangue lingua’, los sacerdotes se acercarán a los fieles para entregarles la hostia consagrada.
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