Un Gobierno antisistema

Cobardes detrás de la trasnochada bandera de la Segunda República.

Xavier Carrió

Las reacciones de ciertos miembros del Gobierno de Zapatero al acto de la Complutense a favor de Garzón han s ido aún más significativas a las palabras descalificadoras que se vertieron por los asistentes al acto sobre el Tribunal Supremo a lo que algunos podrían aducir a un calentón momentáneo del momento.

Hemos visto a José Blanco, mintiendo abierta y descaradamente cuando dijo «Me duele y me cuesta muc ho entender como ciudadano que los falangistas puedan sentar en el banquillo a un juez por recuperar la memoria de las victimas» . Contiene una gran falacia ya que no se ha impedido por parte de nadie esta cuestión, sino que dichos procesos están a cargo de los tribunales ordin arios. A esta tesis se sumaron personajes del ejecutivo como Pedro Zerolo, Pedro Castro, Gaspar Zarrías, Trinidad Jiménez, de acuerdo con el guión previamente marcado por Rodríguez Zapatero en un camino hacia la mentira y el totalitarismo. No han tenido ningún empacho en desacreditar al poder judicial, pensando que pronto podrán tener a los jueces bajo sus botas.

Tampoco es cierto que la querella fue promovida por la Falange, sino que fue presentada por  la organización Manos Limpias y ellos se sumaron a última hora. El objeto de toda esta movida y de estas palabras ha sido poner enfrente unos a otros a los ciudadanos españoles en un tema como la Guerra Civil y una posguerra que la mayoría de los españoles no ha llegado siquiera a conocer y promovida por unos actores que por su edad se puede decir que han sido franquistas al menos en la mitad de su existencia, y que todos ellos estuvieron disfrutando de la aquiescencia del régimen franquista. Ninguno de ellos entonces había osado levantar la voz y más de uno de ellos acudía a Palacio a cantarle al dictador.

Aquí lo que ha habido ha sido una conjunción de intereses. De unos sindicalistas que para ayudar al Gobierno en unos momentos económicos difíciles con unos «pactos laborales» que no tienen salida, ya que  ellos no se  quieren mover del machito; de unos «intelectuales«,  para que sus prebendas y subvenciones  no se toquen. Y el Gobierno en su interés para enfrentarnos unos a otros y para que así durante unos cuantos días, la gente deje de mirar sus cada día más escurridos bolsillos. El Gobierno ha dado cancha a estos grupos antisistema regándolos con abundante dinero, para que fueran la avanzadilla de su proyecto totalitario.

Garzón solo fue la excusa para todos estos. Hemos visto su soledad hoy a la entrada del Supremo por su segunda querella. Lo de la Complutense fue solo un espejismo, él pasaba por allí.
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