Zapatero en terreno minado

El presidente Zapatero tiene roto el norte de la política. Atraviesa un momento crudo en política interior y es el principal y más afamado hazmerreír de la política exterior en todo el mundo. Hay que reconocer que hemos tenido muy mala suerte los españoles y en dos  o tres años hemos pasado de ser respetados en el exterior — y también admirados — a estar apartados, ninguneados y en tercera fila. Todo eso tiene nombres: ignorancia y desorientación. Y claros apellidos: Rodríguez Zapatero.

No nos extraña que en política interior se sienta responsable de los parados. Más que responsable debíó decir y demostrar que se siente culpable. Es muy fácil decirlo, sabiendo que no ha hecho los deberes. Ni siquiera los parados le creen, después de tanta mentira y tanto retorcimiento de la realidad; constante aumento del paro, recesión, destrucción de cuatro millones de puestos de trabajo;ayudas carentes de sentido para organizaciones como gays y lesbiana de países africanos; abuso de puestos de libre designación con incrementos de hasta un setenta y dos por ciento respecto a los Gobiernos de Aznar; desprecio de los derechos humanos; ataque frontal a las mujeres con la burda ley del aborto; memoria ‘histérica‘; colaboracionismo en la guerra de Afganistán; abandono de la ayuda humanitaria a Irak; revitalización de problemas ya superados,… Rodríguez Zapatero es el problema, nunca la solución. ¿Pruebas? Mientras el sector más amplio de la sociedad española defiende la vida, a la mujer y los derechos humanos, el socialismo de Zapatero y sus secuaces ‘descubren‘ el aborto como forma de dañar a la mujer, matar la vida y reprimir los valores.

Y si Zapatero camina por un campo de minas en política interior, no es mejor el terreno que pisa en política exterior. En Europa le ningunean y echan abajo sus pretensiones. La Unión Europea le marca el carril por el que debe desplazarse, sin salirse ni un ápice. Para colmo solo puede acercarse a dictadorzuelos de medio pelo, mala fe y negativas vibraciones. Echen una ojeada al ‘g orila‘ rojo de Venezuela, a Evo Morales en Bolivia o a la dictadura bufa de Fidel y Raúl Castro. Se acerca a quien más daño social hace, a quienes reprimen las libertades y encarcelan al disidente y a quienes fusilan sin miramientos por defender la libertad del pueblo. Razón tenía Balzac, muy avanzado a su tiempo, cuando decía que «el socialismo es un eterno parricida, mató a su madrastra, la república, y a su hermanastra, la libertad».

Hay una cuestión de política exterior que Zapatero no parece entender. Y se lo hemos hecho saber por carta, tras la misiva recibida del hijo de un amigo que lucha en la guerra de Afganistán. Mientras que en Irak acudieron nuestros soldados en misión humanitaria y estuvieron a casi novecientos kilómetros del frente, en Afganistán «nos mandan a la guerra pura y dura, de donde no sabemos si podremos salir. No le importa al Gobierno ni nuestras familias ni nosotros», nos decía.

La política de Zapatero es una política llena de incoherencias e ineficaz en el ámbito de los derechos humanos. A nadie puede sorprender que García Escudero acusara en el Senado al presidente del Gobierno de  «complacencia con dictaduras como Cuba y Venezuela» y calificara como «vergonzoso«, «indignante» e «infamante» el comportamiento del Gobierno una vez conocido el auto de la Audiencia Nacional, donde se pone de manifiesto la evidente colaboración del ‘gorila rojo’ y su Gobierno con ETA y las FARC. ¡A ver si va a resultar que Zapatero conocía de antemano los sucesos del 11-M y la fabricación de pruebas falsas!.

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