Sindicalismo carca y retro-progre

Cuando estamos acabando la primera decena del siglo XXI no se entiende la actitud que los sindicatos de clase tienen en España. En vez de apoyar y trabajar por los trabajadores, se empeñan en apoyar al Gobierno, haciendo daño a la ciudadanía y al empleo. Se han convertido en enemigos del trabajador, en vez de en apoyo, colchón y estímulo.

Tanto el sindicato socialista como el comunista se empeñan entre otras pretensiones,  en que el Estado no tiene por qué mantener a la Iglesia católica. Siempre han defendido que la Iglesia aporta y reporta más vicio y ocio a la ciudadanía que beneficio y ayuda. Lo cierto es que hasta el Gobierno socialista se vuelca con la banca y con las clases pudientes, mientras  menosprecia a la Iglesia y a las organizaciones afines volcadas con los más necesitados.

Muchos, siguiendo las directrices del retro-progresismo sindical, se apuntan a esos mismos ‘pensares’ y ‘sentires’, como resultado de la ignorancia que ha impregnado a la sociedad del desprecio, la incongruencia y el paro; una sociedad sin estímulos ni acordes, sin perspectivas ni ilusión. En definitiva, una sociedad cansina y aturdida por las consignas de una izquierda rácana y ‘amarranada’ socialmente.

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