De la Vega, mentirosa y perversa.

¡Qué torpe le salió la niña a Wenceslao! Nos ha tomado el pelo diciendo que lo destapado por el diario  LA GACETA, respecto al piso heredado del franquismo, es mentira. Pero se le ha caído el sombrajo de la mentira, el odio y la mala fe que tanto le caracterizan. Aquí está la verdad:

«Su padre, Wenceslao –abogado inspector del Ministerio de Trabajo–, dejó a la vicepresidenta en herencia el piso que se encuentra edificado sobre unos terrenos expropiados durante el franquismo en la década de los sesenta.

Más tarde, el Ayuntamiento de Madrid se los vendió al Patronato de Funcionarios del Ministerio de Trabajo, a quien le compró el piso el padre de la vicepresidenta por algo más de 24.000 euros en 1980. Hoy, tal y como señaló LA GACETA el pasado jueves, su valor de mercado se estima en torno a 600.000 euros. Asimismo, su hermano, también inspector de trabajo, compró otro piso por muy poco más de lo que le costó a su padre. Sin embargo, éste lo vendió en 2002 por 400.000 euros. Cada piso mide 128,40 metros cuadrados».

Otra mentira que se le ha vuelto lanza ha sido el fraude y la patraña de decir que su padre fue un «represaliado» del franquismo, cuando — en realidad — fue un ‘culo perdido’ por obedecer al régimen. Un régimen que, incluso, le condecoró indignamente, por lo que debería devolver la medalla del Trabajo que le otorgó el Generalísimo.  Aquí tenéis la prueba:

«Fue un represaliado»

«El padre de María Teresa Fernández de la Vega fue un alto funcionario durante el franquismo. Así, durante la dictadura recibió dos condecoraciones: la Medalla de oro al Mérito en el Trabajo y la Gran Cruz del Mérito Civil. Con todo, en agosto del año pasado desde Paraguay, tras ser presentada en un acto público como “hija de un alto funcionario del franquismo”, la vicepresidenta del Gobierno subrayó antes de comenzar su intervención que “para que quede en la historia quiero señalar que mi padre fue un represaliado del franquismo, no un alto funcionario”.

En 1997, tras la muerte de su padre, De la Vega heredó una parte del piso de la madrileña calle Hernani. En 2.000 sucedió lo propio con la que correspondía a su madre».

**FUENTE: LA GACETA


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