El socialismo, campo abonado para el fanatismo.

De vez en cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero, y particularmente del Ministerio de Educación, deja entrever un indigno egoísmo y un radical fanatismo que entorpece el desarrollo de los valores que le son propios al sistema educativo. Solía recordar Secondat que “ningún otro ser humano es tan peligroso en política como el portavoz de ideas fijas. O sea, el fanático”.

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