El inútil Zapatero culpa a la Patronal.

No estamos muy seguros de que el Gobierno y su presidente tuvieran interés en sacar adelante la mesa del diálogo social. Ese demostrado ‘diálogo de sordos’ apenas alcanzaba a unas medidas que difícilmente llegaban a la categoría de ‘chocolate de loro’.

La única pretensión firme del presidente Rodríguez era una foto con los mal llamados agentes sociales y con la Patronal. Hubiera sido una forma de ocultar su propia incompetencia, la falta de medidas firmes y la ausencia de nuevas estructuras para ‘alumbrar’ una reforma laboral que, dicho sea de paso, tanta falta hace.

Si bien ha quedado muy clara la actuación del Gobierno y su presidente, no lo es menos la intención sindical. Empezando por constatar que no representan el sentir del mundo laboral, mantienen estructuras caducas y jerarquizadas, ni siquiera representan a los propios trabajadores con una formación seria y mucho menos el futuro laboral del país, su presencia en la mesa del diálogo social es considerada como un simple comparsa o un camino a ninguna parte. Se levantaron de la mesa hace unos días y volvieron cual borreguitos aborregados que se quedan sin prebenda. Dan menos de sí que la economía sumergida en Mozambique.

De momento, la Patronal es la culpable para Rodríguez Zapatero, pero no para la ciudadanía que considera a Rodríguez como el responsable último de la aguda crisis en la que nos ha instalado. La ignorancia es libre y Rodríguez Zapatero hace uso de ella, porque es connatural a él.  Responsabiliza a Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la CEOE, de la ruptura del diálogo social; lo hace desde la ignorancia y desde la indignación, así como desde la ceguera económica, como si la Patronal pudiera trastear el modelo de bienestar social y saetear el Estatuto de los Trabajadores.

El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, debería saber que en septiembre los datos del paro van a ser demoledores para su política y de escándalo para él. Seguramente, consciente de ello, no se ha cortado ni un pelo con Díaz Ferrán. En las declaraciones a los medios de comunicación le ha acusado de todo, como si fuera la bicha infernal que socava la miserable economía socialista. Con ello estaba preparando el camino para acusar a alguien en septiembre de su propia incompetencia y de su permanente dejadez.

Rodríguez Zapatero va a utilizar a Díaz Ferrán como cabeza de turco. Y lo va a hacer recurriendo a un mecanismo de compensación habitual en Rodríguez, como es culpar a los demás de sus reiterados fracasos. Unos fracasos que cada vez son mayores, de mayor alcance y más criticados en Europa; convirtiéndose, en muchas ocasiones, en el hazmerreír de los Estados vecinos. Léase Francia, Italia y Alemania, sobre todo.

El Ejecutivo socialista no tiene estrategia ni ideas para salir de la crisis. Espera que sean otros quienes le limpien la casa, le llenen el zurrón y le abran el bozo para seguir sesteando, que es lo que ha demostrado que sabe hacer. Actúa como el vago del chiste, que es el vago común.

El Gobierno se va a limitar a ampliar el gasto social, sin importarle el déficit que está generando, a la espera de que una mejoría internacional le alcance para sacar pecho. Pero eso no es el camino. Lo sabe y no lo quiere ver. Con ello, las consecuencias volverán a ser muy negativas, llevando a España en la dirección del cangrejo, que es la más peligrosa y la menos deseable.

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