Unos casos de deformación profesional

* SOBRE FORMACION PROFESIONAL

Poco a poco irán saliendo en nuestro blog, y en decenas de diarios digitales, curiosidades, anécdotas y denuncias referidas a la formación
profesional. Algunos casos son tan concretos como éste que hoy contamos. Otras veces narraremos – siempre sustentándolo con pruebas propias o ajenas – anécdotas, situaciones e incluso tratos vejatorios de algún alto cargo de la Junta, dedicado a ‘fomentar’ la formación profesional.

Como siempre hay algún amigo dispuesto a dar un primer paso y, a la vez, más crédito aún a lo que decimos. Empezamos con el caso de nuestro amigo Manuel Mateos:

Veamos los de formación profesional como electricistas. Mi caso, uno:

Pido a una empresa que me cambien el cuadro eléctrico de mi vivienda. Se hace en una mañana. Pero me mandaron dos electricistas, uno comiendo chicle todo el rato.

Debido a que lo hicieron como lo dicen los profesores, o tal vez los libros mal leídos, tardaron una semana. En vez de identificar cada cable antes de recolocarlos, los quitaron sin identificar. Después tuvieron que estar probando cada uno de ellos en cada enchufe, salida… etc.

Como regalo a su ineptitud de preparación lo terminan. Nos lo dicen. Firmamos y se van. Pero entra mi mujer en un vestidor oscuro, da la luz y se ciega del fulgor. Se habían ido metiendo 380 voltios en toda la casa. Resultado: ordenadores, electrodomésticos quemados,…

Le doy, Jesús, más anécdotas:

Mi padre empezó de ‘pinche’ de canteros y llegó a ser uno estupendo. Cuando ingresé en la Escuela Técnica tenía más conocimientos que muchos profesores, pues había empezado a hacer trabajos con mi padre desde temprana edad.

¡¡Menos mal que hay en España trabajadores de países del Este de Europa!!

Manuel Mateos, sufridor.

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