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Para entender en que consiste el uso de las redes sociales en la empresa

Durante las últimas semanas tenía en mente escribir un post que ejemplificara simple y llanamente el uso profesional que se le puede adjudicar a las redes sociales. Con la mira puesta en los pequeños -y modestos- grandes proyectos, lejos de la esfera de las multinacionales, recopilé casos de éxito y los segmenté -grosso modo- por áreas de negocio buscando aproximar el contenido al lector, cualesquiera que fuera la naturaleza de su sector, tratando de conseguir su identificación con aquella iniciativa que fuera más próxima a la naturaleza de su actividad. Todo para llegar a esa conclusión que tanto se repite últimamente: estar en las redes sociales no es una opción para las empresas, es simplemente existir o no. Para acabar recordando que para iniciar ese camino, como ocurre en todo proyecto empresarial, se requiere un plan: una estrategia.

Uno de mis propósitos consistía en acompañar con una respuesta algo más técnica la reflexión extremadamente certera que nos hacía un cliente, semanas atrás: «Quiero tener una apartado público online donde mis clientes, los que ya hayan consumido mi producto, puedan dar su opinión libremente […] Y no pienso borrar los comentarios negativos. Prefiero verlos y poder responder, a que estén dispersos por la red sin saber el perjuicio pueden estar causando a mi reputación». Se trata de una persona que no dispone ni de perfil personal en Facebook y que desconoce, por ejemplo, en qué consiste el mismísimo funcionamiento de Twitter. Toda un tratado de intenciones 2.0 para alguien que aparenta desconocer el significado de ese término. Hecho que pone de manifiesto un aspecto esencial a la hora de afrontar la inmersión corporativa en las redes sociales: estamos ante una cuestión de actitud.

Pues bien, justo antes de pulir la información recabada para enfocar más nítidamente los objetivos planteados para esta entrada, me di de bruces con la última entrega del diario online de Tristán Elosegui -vía newsletter- que me condujo hasta el boletín de Maxi García. Y aquí cambió todo. Paré máquinas y me dispuse a escuchar el extracto de poco más de 5 minutos de una conferencia impartida por Charlene Li, una de las 50 autoridades tecnológicas más influyentes de Silicon Valley. Es difícil concentrar en tan poco tiempo una explicación más coherente para entender realmente en qué consiste la aplicación de las redes sociales al entorno empresarial, la reputación corporativa y las relaciones con el cliente. Todo ello referido a un caso práctico al que se enfrentó Dell y la calidad de su servicio.

No se hable más. Play…

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Emprendiendo junto a L28

Después de algunos meses analizando y definiendo las líneas maestras de un nuevo proyecto profesional, ha llegado el momento de dar el paso y emprender una nueva etapa como consultor de comunicación y partner en L28. El verdadero culpable de que este nuevo reto haya cuajado es Pau Nadal, socio-director de L28, consultora de comunicación estratégica especializada en transporte y movilidad [con clientes como la EMT, Consorci de Transports de Mallorca o Ibiza Bus], entidades sin ánimo de lucro [Federació de Futbol de les Illes Balears, Ajuntament de Calvià, Consell Insular de Formentera, Institut Balear de la Dona, Centre Balears Europa, ABDEM, Fundación Handisport o Amadip.Esment] y en la gestión de diferentes proyectos estratégicos en el ámbito de la iniciativa privada.

Mi responsabilidad principal como consultor consistirá en guiar a instituciones públicas y empresas en su recorrido a través de la web 2.0 [estrategia digital, gestión de la reputación online, redes sociales, community management, gabinete de medios, experiencia de cliente, periodismo corporativo…]

Desde aquí quiero agradecer la bienvenida que me han dispensado en L28.

Podéis seguir toda la actividad de la empresa en sus perfiles sociales:

Facebook

Twitter

YouTube

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Redes sociales hasta en la comida

Esto de las redes sociales parece no tener límites, siempre y cuando algún estudioso y tenaz arruinador de ilusiones no diga lo contrario. La gente no sólo prepara sus vacaciones, compra un coche o elige su ropa siguiendo las opiniones que se vierten en la red, sino que también escoge restaurante aprovechando las sugerencias de los clientes que ya han probado sus menús. Hace tiempo descubrí Cómete Mallorca y me gustó su propuesta y filosofía. Invitan a que los visitantes opinen y recomienden establecimientos de la isla, destacando puntos fuertes y debilidades de cada uno de ellos. Parece ser que la reputación online cobra cada vez más protagonismo en la empresa. Ahora el proyecto pretende extenderse a otras ciudades españolas y buscan colaboradores.

Para contribuir con la iniciativa aproveché la ocasión para hacer mi recomendación.

Cita postuaria: «Cuando llueve comparto mi paraguas, si no tengo paraguas, comparto la lluvia».(Enrique Ernesto Febbraro)