El cuerpo me pide hacer pública una breve reflexión, sin ánimo de entrometerme en un barrizal que me queda un poco lejos, más aún si tenemos en cuenta que por estos lares por los que pasto el panorama político es desolador y repleto de aberraciones.
Dicho lo cual, me adentro en materia prometiendo ser muy breve. Soy partidario de la independencia total -y por ahora inexistente- de los medios de comunicación y su consiguiente expresión individual de la misma. En esa línea, me inclino por pensar que hubiera resultado mucho más sano para la opinión pública y su habitual descreída percepción de la objetiva naturaleza de las informaciones que recibe, la redacción de 12 editoriales autónomos en la confección de la forma aunque clónicamente idénticos en el fondo del asunto. En definitiva, que hubieran podido decir lo mismo pero cada uno con una pluma diferente. Aún recuerdo cuando en la escuela nos proponían como ejercicio una redacción sobre una misma temática y un servidor, siempre en busca del camino más corto hacia la misma meta, solicitaba al profersor/a la posibilidad de unir esfuerzos entre todos los alumnos en la creación de un único texto, compuesto por fragmentos procedentes de la opinión de todos. Huelga decir que nunca coló. Pues más o menos entiendo que se trata de eso.
Navegando por la blogosfera he comprobado como hay otras voces, mucho más amplificadas que la mía, que apuntan en este sentido. Nacho de la Fuente lo llama
Paradoja en
La Huella Digital y aporta una viñeta muy ilustrativa de
JR Mora.