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Cuando una foto vale más que mil palabras

Llegó a mi pantalla vía Facebook un trabajo fotográfico de extraordinaria calidad humana y gráfica. Phillip Toledano narra desde el objetivo de su cámara fotográfica los últimos días de vida junto a su padre, de 98 años de edad por entonces. Me ha parecido de una sensibilidad finísima la manera en la que retrata al que fuera actor en los años 30, acompañando algunas de sus capturas de breves descripciones sobre la dureza de su enfermendad mental, y al mismo tiempo la felicidad por haber conocido cara a cara lo divertido que era su padre. Una historia de amor, a fin de cuentas.
Os dejo con Days with my father

La infancia marca nuestra felicidad futura

Leo una interesante entrevista al ciéntifico Eduard Punset en la que, entre otras muchas cosas, habla de la importancia de la comunicación entre los padres -o tutores- y los bebés en los primeros años de vida y la transmisión fluida de sentimientos. Punset asegura que lo que ocurre en la infancia «es determinante» para el futuro desarrollo personal y social de la persona, y señala las dos herramientas con las que todos debemos contar al cumplir 6 años:  

«[…] Una, con la autoestima suficiente para poder lidiar con el entorno, con el vecino… No se debe dejar llorar mucho tiempo seguido a los niños, ya que así se sienten queridos, que son fuertes…; otra, con las ganas de seguir profundizando en el conocimiento de los demás, consecuencia de lo bien que les han tratado. Estas dos cosas son fundamentales; o las tienes a los seis años o no las tendrás nunca»… [+ en XLSemanal]

En ese sentido, según el científico catalán, todos los estudios demuestran que lo que nos ocurra en nuestros primeros años de vida dejará su huella para el resto de nuestra existencia. Para guiar a los padres en la educación emocional y cognitiva de nuestros hijos, Punset nos facilita algunas pistas:

Cinco consejos para hacer de un bebé un adulto capaz y feliz
«Los bebés son una unidad de I+D. Su cerebro establece conexiones a una velocidad que jamás volverá a alcanzar. ¡Duplica su tamaño! Lo que aprendan en esa etapa marcará su vida adulta.
1. EL BEBÉ ES DEPENDIENTE. NO LE DEJE LLORAR
Hay quien defiende que es bueno dejar llorar al niño un rato o hasta que se canse. Esto es `opinable´, pero lo que es seguro es que los bebés no pueden gestionar un estrés excesivo. No pueden deshacerse de su propio cortisol. Los adultos hemos descubierto maneras de gestionar el estrés: llamar a un amigo o tomar una copa o un té. ¡Pero los bebés, no! Y a ellos les resultan estresantes cosas muy pequeñas ¡porque les va en ello la supervivencia!
2. LA AUTOESTIMA ES VITAL. DÍGALE QUE LO QUIERE
A los seis años debes tener dos cosas fundamentales o no las tendrás ya: la primera, la autoestima suficiente para lidiar con el vecino; y la segunda, la consecuencia de lo bien que te han tratado: que te den ganas de seguir profundizando en el conocimiento de los demás. Para conseguirlas, es fundamental que te quieran y que te lo hayan hecho saber.
3. UN BEBÉ NO NECESITA VIDA SOCIAL
Hay madres que dejan a su hijo en una guardería porque creen que el bebé necesita socializar. ¡En absoluto! Lo que precisan es atención y cuidados de alguien que los conozca bien. Hay que replantearse cómo cuidamos a los bebés, ¡y con esto no quiero decir que la mujer se quede en casa! Pero es imprescindible crear sistemas para ayudar a los padres.
4. PREMIAR ES MEJOR QUE CASTIGAR
Los niños reaccionan mejor ante las recompensas. ¡Atención, papás y abuelos: es mejor ignorar las maldades de los bebés y recompensarlos cuando hacen las cosas bien! Distinto es cuando se trata de adolescentes. Con ellos es más eficaz el castigo. ¿Por qué? No lo sabemos todavía, pero quizá tenga que ver con que requiere mayor inteligencia cambiar de proceder cuando te equivocas que repetir aciertos cuando te premian por ello.
5. EDUCACIÓN EMOCIONAL
La disminución de la violencia y el altruismo están vinculados al aprendizaje emocional. Y para ello es clave enseñar al niño a gestionar sus emociones. Hacerlo, aumenta en más de un diez por ciento el rendimiento de los alumnos. Demostrado. El siguiente paso es desaprender, renunciar a los prejuicios que nos impiden avanzar. A los niños, en lugar de preguntarles cuando salen del colegio «¿qué has aprendido hoy?», deberíamos preguntarles «¿qué has desaprendido hoy?».
Cita postuaria: «Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro». (Graham Greene, 1904-1991)

¡Felices Fiestas a tod@s!

Desde Hache se escribe con Hache deseo que durante estas semanas la ilusión que se ha esfumado este 2009 recupere su protagonismo en compañía de vuestros seres queridos, desde ya y para todo 2010.
Nosotros, con Bruno como nuestro «gordo» particular, estamos empeñados en hacerlo.

Besos y abrazos.