Del papel a la pantalla
[Vía TV3.cat]
El segundo vídeo aborda el tema desde la perspectiva del cambio de los hábitos de consumo de la sociedad y en especial de los nativos digitales.
[Vía TV3.cat]
El segundo vídeo aborda el tema desde la perspectiva del cambio de los hábitos de consumo de la sociedad y en especial de los nativos digitales.
«…Ya durante el mes de Mayo, me encontraba en un poquito de bajón. De hecho, el día 8 el blog cumplió dos años (y el 14 yo cumplí los 45) y ni siquiera tuve ganas de escribir aunque fuera una nota. La verdad es que sigo sin tener demasiado claro si vale la pena seguir escribiendo esta bitácora. No lusers, no news.
Una cosa que si tengo clara, es la absoluta invisibilidad del parado a partir de los 40 años. He presentado currículos a todo lo que pudiera parecerse a un trabajo y ni por esas. Unas veces porque “no reunes exactamente el perfil solicitado” (es decir, que a menos que te traigas la cartera de clientes que tenías, lo tienes claro) y otras “porque tu CV supera con creces lo necesario para cubrir el puesto ofertado” (o sea, buscamos a alguien que apenas sepa leer y escribir y al que le podamos pagar el sueldo mínimo y haga horas extras sin cobrar y a final de mes ponga el culo si nos apetece).
Me he encontrado incluso con gente que en cuanto llega a la línea del CV donde aparece tu fecha de nacimiento, lo aparta y te suelta lo de “ya le llamaremos”, lo cual no deja de ser un elegante eufemismo para decirte “si esperas que te llamemos, lo llevas claro”…»
Cita postuaria: «La recompensa del trabajo bien hecho es la oportunidad de hacer más trabajo bien hecho». (Jonas Edward Salk, 1914-1995)
El tipo, que debía rozar los cuarenta San Fermines y vestía de sport (seguro que encontraremos a alguien a quien le interese este dato) se dio la media vuelta y comenzó a caminar con la serenidad del que acaba de cumplir con una de las tareas, que un día sus padres le pusieron de por vida. Antes de que se alejara le dí las gracias, al tiempo que brotaba incontrolable de mi garganta la siguiente expresión: «Ya no quedan personas así». La dependienta del negocio, al oír mi sentencia más casposa que responsable, soltó un «ya lo puedes decir porque como están las cosas, 20 euros son 20 euros». Y lo vi claro. Debía insistir en mi agradecimiento y así lo hice. Miré en la dirección en la que había tomado distancia y lo encontré sentado en su vehículo con la ventanilla bajada, a punto de iniciar la marcha. Levanté mi brazo y le grité «muchas gracias» a lo que respondió sobriamente «de nada», sin sonrisas gratuitas y deseando poner fin a más reconocimientos.
Con el pifostio social y económico que tenemos montado últimamente por aquí en el primer mundo -en los otros ya hace tiempo que esto no es noticia-, que un pavo que no conoces de nada (probablemente a algunos os vendrá a la mente alguna de vuestras ex parejas) tenga este gesto de civismo, me deja esperanzado. Lástima que yo no haya estado a la altura de los acontecimientos para rematar la faena llevándome las dos orejas y el rabo -en este último punto soy más conformista-. En un mundo tan económico y financiero como el nuestro (he obviado «depresivo» porque se presupone que es así) haberle compensado con una comisión del 10% del botín recuperado hubiera sido más que apropiado, teniendo en cuenta las leyes del mercado vigentes (ya sabéis: oferta, demanda o «¡mira un tordo!, mientras te birlo el fajo gordo»). Siguiendo sus designios, me vi beneficiado por los eficaces servicios de un ciudadano profesional al que su buen hacer no le reportó rédito alguno. Para dar carpetazo al asunto me amparé en que quizá la recompensa personal del deber bien hecho haya colmado sus aspiraciones. Con esta fenomenal excusa de andar por casa aquí lo dejo.
Tal fecha como hoy conmemoramos cada año el Día Internacional de los Trabajadores. Manda huevos de corral que con cerca del 18% de la población activa en el paro -y lo que te rondaré morena- tengamos que leer noticias tan miserables como la que recoge La Huella Digital:
Escribe Rubén Santamarta: «Cerrado el primer trimestre de un
año clave para la banca española, las seis mayores entidades financieras
españolas han finalizado con unas ganancias cercanas a los 4.700 millones de
euros. O, lo que es lo mismo, un beneficio diario que supera ligeramente los 52
millones de euros en plena crisis internacional. Es, en una jornada, poco menos
que el presupuesto anual de Ferrol»… [Sigue en La Voz de
Galicia]
Suscribo las palabras de Nacho de la Fuente: hay que joderse.
Cita postuaria: «Cuanto mayor la riqueza, más espesa la suciedad». John Kenneth Galbraith, 1908-2006)
No os lo vais a creer pero acabo de asistir a una clase magistral de investigación financiera. El único alumno, un servidor. El docente, mi barbero. Sí, oíste bien: barbero; el de toda la vida. La verdad que es un lujo volver a disfrutar en exclusiva de las lecciones de todo un analista anónimo de nuestra política y economía. Me dice que está convencido de poder encontrar de una tacada todo ese dinero excedente que circula tangencialmente a los circuitos habituales -conocido como B– que nadie dice tener, mientras asegura que sí conoce a alguien que lo tiene. Como dijo en su día Jesús de Nazaret: «Qué tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha«, aunque me temo que en otro contexto, todo sea dicho.
Retomando el tema. Mi barbero tiene la llave para atrapar a mangantes, corruptos y demás especies comunes de nuestra selva de asfalto: «cambiar el color de los bin laden, mañana mismo» asegura. Cuando vio mi cara de asombro, matizó enseguida: «Alguien lo ha dicho en la radio y pienso que sería lo suyo. Pues no correría el personal para alquilar amigos que le hicieran el cambio a comisión, claro está», añadió. Mientras escribía estas líneas navegué por la red buscando alguna pista. Parece ser que se trata de una propuesta que ha hecho pública Cayo Lara, el coordinador general de Izquierda Unida. Se marca una fecha límite para canjear en los bancos esos billetes de 500 euros que nadie dice haber visto pero que todos sabemos que existen, y después de ahí si te he visto no me acuerdo. El carril bici no bastaría para acoger las kilométricas colas que se formarían…
Aprovechando la referencia religiosa aquí os dejo una pieza celestial.
Cita postuaria: «Cuánto más aprieten las cuerdas más se descontrolará la carga cuando aquellas revienten» (H.Romero, si nadie reclama antes los derechos de autor)
Para profundizar en la materia podéis consultar también los blogs Hablemos de talento y MonReal.
Cita postuaria: «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». (Confucio, 551-478 AC)
Hoy he visto la luz. Y no me refiero a la de una linterna indicándome que pare en el arcén, tan familiar para más de un@. Después de esta tarde lo he tenido claro. Esto se va al garete. Y lo digo con conocimiento de causa, asumiendo el riesgo de llevarle la contraria al mismísimo presidente del Banco Central Europeo, Trichet que dice que «el momento de la recuperación está cerca». Digo yo que o no se ha parado «mucho» tiempo -por aquí utilizamos más «poco»- a observar a su alrededor, o bien habrá tenido más suerte que el del bar de abajo y no le habrán interceptado aquel ansiado paquete que venía de Colombia. Mientras, Joaquín Almunia anunciaba que «las previsiones del BCE son bastante preocupantes». Ahí es nada. Como ir de Bruselas a Burkina Faso en un pispás.
He tenido el privilegio de asistir en directo y en exclusiva para quien os atormenta, al discurso de mi peluquero. Sí, habéis leído bien, mi barbero. Cómo no me voy a fiar de un tipo que tiene mi vida en sus manos una vez al mes, desde hace casi veinte años. Ni a tu propi@ herman@ dejarías acercarse a menos de un centímetro de tu cara con una navaja del far west. Lo tiene muy claro. Ayer estuvo viendo una tertulia política nocturna (probablemente ésta) y confirmaron lo que él ya sabía. «Esto se va al carajo. El Gobierno había tomado unas medidas para el primer trimestre del año y ¿tú has visto algo? Porque yo no he notado nada», decía convencido hasta la médula. «No me extrañaría que se carguen a Zapatero. Le van a obligar a dimitir y adelantar las elecciones», concluía mientras agitaba levemente su cabeza a derecha e izquierda. Mi peluquero dixit. Y yo le creo a pies juntillas.
Cita postuaria: «No es la política la que crea extraños compañeros de cama, sino el matrimonio«. (Groucho Marx, 1890-1977)
Cuántas veces os habéis preguntado que narices es el Euribor, y más concretamente, quién es el valiente gañán responsable de sus constantes subidas (la última de ellas ayer). Pues bien ha llegado el momento de… desahogarse, por lo menos. Por cortesía de nuestro amigos de Muchachada Nuí, hemos logrado avanzar un poquito si cabe (y si no cabe con un poquito de 3-en-uno lo arreglamos) en nuestros conocimientos sobre tan recurrente palabro.
Dadle al play.
Cita postuaria: «Cuando los ricos se hacen la guerra, son los pobres los que mueren».(Jean-Paul Sartre)
Hace unos días vino a verme alguien a mi trabajo. Un compañero me alertó de que me estaba buscando un tal Walter (nombre ficticio) que, según decía, aseguraba conocerme. Le cité para unos minutos más tarde, justo después de cumplir con unos asuntos profesionales ineludibles. Antes de finalizar mis obligaciones ví pasar a un tipo desconocido pero familiar a la vez. Conseguí recordar quién era poco después. Varios años atrás se me presentó en la oficina. Era un tipo de mi quinta, de origen sudamericano y empeñado en buscarse un hueco en nuestra jungla profesional. Me dijo que era «un apasionado del deporte» y que estaba convencido de que «podía aprender rápido y hacer carrera en la formación de los más jóvenes». Se expresaba con enorme educación, a veces excesiva, y siempre finalizaba sus frases con una sonrisa en los labios. Después de aquella primera toma de contacto le perdí la pista.
Ahora, años más tarde, su aspecto apenas ha variado. Su comportamiento sigue siendo exquisito. Venía a ofrecer sus servicios, esta vez con más premura. Durante todo este tiempo había trabajado de todo: mozo de almacén, camarero, repartidor, organizador de eventos… Mientras ocupaba todos aquellos puestos de trabajo su ilusión se mantuvo intacta. Aparenta ser un tipo de convicciones firmes. Aquella ilusión era el motor que le empujaba a buscar su lugar en el deporte profesional, de la misma forma que otros muchos lo intentaron con éxito antes que él. O no. Walter siempre te cede la palabra y pide perdón antes de ofender, para cobrar ventaja por si llegado el momento le traicionaran sus impulsos. «Si no es mucha molestia» o «si te parece bien» son sus encabezamientos de frase predilectos. Quedamos en vernos nuevamente para que me deje su currículum y yo pueda facilitarle un par de contactos con los que llamar a algunas puertas. Posiblemente ya no haya nadie tras esos umbrales. Muchos no abrirán a su llamada por traspaso. Razonable. Otros no lo harán por hijos de puta. Miserable. Que le escuchen es importante para la autoestima de Walter. Lástima que no sea suficiente.
Hoy, puntual como las rodillas ovales de Lewinsky muchas felaciones atrás, ha acudido a nuestra cita. Ha sido breve. Parecía no querer abusar, increiblemente discreto a pesar de su deseperada situación. Desde mi atril privilegiado, mientras nos despedíamos le he deseado mucha suerte y que no dude en buscarme si me necesita. Después me he ido a casa a comer caliente. «La vida sigue», me he dicho. «Sobre todo la mía», me he corregido después. Walter tiene ganas de buscarse la suya con dignidad. Walter hoy es Walter. Mañana yo puedo ser Walter, y pasado él puede estar en mi lugar. Porque con trabajo la suerte llega… Pero para eso siempre necesitas que alguien confíe en ti y que ningún malnacido quiera utilizarte de felpudo o sacudirte con el mismo desprecio con el que lo hace con su prepucio tras miccionar -por que estos no mean, contaminan-. Es una estupidez olvidarse de que hoy en día hay Walters a toneladas. Una cosa es pensar que vamos a salvar el culo de todos aquellos con problemas que se topen con nosotros, y otra muy diferente es escudarse en un «lo siento pero yo no puedo hacer nada; la vida es así», para escurrir el bulto antes de entonar un «tonto el último» introspectivo, pero con dos bemoles.
Se despide, Héctor… o Walter, vosotros sabréis.
Cita postuaria: «La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respetuo mutuo». (Eduardo Galeano)