Después de su exhibición ante Nieminen, Nadal afrontaba una prueba más dura en la tercera ronda del Masters 1000 de Montecarlo. Allí le esperaba el francés Richard Gasquet, un tenista con mucha más calidad de lo que sugiere su posición en el ránking.
Desde el comienzo, Nadal empezó a todo tren. El primer juego del partido cayó de su lado gracias a un break que descolocó a Gasquet. El tiempo de descanso en la silla llevó al galo a recapacitar, poniendo en muchos apuros a Nadal en su primer servicio. Superadas estas adversidades, Nadal empezó a dominar desde el fondo de la pista hasta adjudicarse el set por 6-2 gracias a otra rotura a su favor.
Ese parcial no hizo desesperar a Gasquet que no estaba haciendo las cosas nada mal pero que se había visto superado por el gran nivel del número uno del mundo. La igualdad reinaba en la segunda manga hasta que en el séptimo juego Nadal rompió el saque del francés para ponerse en ventaja en el set. Sin embargo, el galo tiró una vez más de orgullo para devolver el break y llevar de nuevo la igualdad al marcador.
El partido había entrado en una fase frenética. Nadal mostró sus galones y demostró que sobre esta superficie su juego sube bastante enteros. El manacorí aprovechó la primera de las dos bolas de rotura de las que dispuso para dejar casi sentenciado el partido, para cerrarlo con un 6-4 a su favor que le deja en cuartos de final, donde ya la espera el croata Ivan Ljubicic que ha eliminado al checo Tomas Berdych.