Ene 222013
 

La selección española de balonmano se clasificó con brillantez y más facilidad de la esperada para los cuartos de final del Mundial de España después de derrotar este lunes con contundencia por 20-31 a Serbia, en un partido que decidió en una gran primera parte gracias a su intensidad defensiva y al mando que ejerció Dani Sarmiento, y ahora se citará con Alemania para pelear por el podio.

Había cierto temor a este primer cruce ‘a vida o muerte’ para la anfitriona ya que enfrente tenía a un peligroso rival, muy competitivo, duro y actual subcampeón continental. Sin embargo, en 30 primorosos e intensos minutos, desarboló a los de Veselin Vukovic, incapaces de encontrar con continuidad huecos en el 6-0 de Valero Rivera y de frenar en defensa a Dani Sarmiento.

El central canario estuvo inmenso en el primer acto. No sólo anotó con facilidad (5 goles en la primera parte sin fallo), sino que también supo asistir a sus compañeros y resquebrajar la defensa que tantos problemas había dado hace medio año en Londres. En la segunda, con el partido más enredado, no estuvo tan acertado y tuvo más descanso, pero entonces apareció para evitar cualquier tipo de complicación Albert Rocas (7 goles también sin error), aunque los balcánicos no dieron sensación real de poner en peligro la victoria y no bajaron de los seis goles de diferencia.

Pero fue desde atrás donde España encarriló su triunfo. Con mucha intensidad y ayudas acabó por neutralizar a Momir Ilic, la gran amenaza balcánica, y al resto de la primera línea, y supo además sobreponerse a la pérdida de su líder defensivo, Viran Morros, expulsado de una forma polémica por los árbitros. Esta acción cambió el partido, pero hacia el lado del equipo español, que subió un peldaño más su intensidad y comenzó a correr para romper el partido.

El actual bronce mundialista cerró el primer tiempo con un espectacular bagaje de 20 goles y eso que Darko Stanic, por momentos, pareció convertirse en infranqueable. El portero serbio demostró sus cualidades y evitó en un primer instante el inicial arreón de la anfitriona. Los de Valero Rivera, sin ni siquiera echar mano de una gran versión de Arpad Sterbik, mandaban por 4-7 cuando se toparon con la roja a Viran Morros, situación que podría haber vuelto a meter a su rival en el partido.

Sin embargo, eso la encorajinó. Su defensa empezó a convertirse en inaccesible para los de Vukovic que, privados de la mejor versión de Ilic, que apenas tuvo protagonismo y acabó con tres escasos goles, les costaba un mundo hacer gol, sin poder correr ni hallar la vía de los extremos. El técnico serbio intentó cambiar el rumbo con una defensa 5-1 para incomodar a Sarmiento con el marcaje de Nikcevic, pero no tuvo el efecto y el canario jugó a placer haciendo gol con relativa facilidad. Además, España robó y empezó a correr, lo que terminó por dinamitar el choque en una explosiva recta final de la anfitriona (12-20).

EL ATASCO OFENSIVO NO CAMBIA EL PANORAMA
La segunda mitad fue más enredada. Los serbios buscaron trabar el partido con duras acciones y los de Valero Rivera se encontraron con muchos problemas para hacer gol, una vez que la actual subcampeona continental logró, al menos, que España no pudiese correr el contragolpe y frenar la sangría de goles encajados.

La selección española fue paulatinamente atascándose, pero Serbia no lo supo aprovechar, en parte por buenas acciones ahora sí de Sterbik. El problema era que, pasado el ecuador del segundo acto, se había perdido la fluidez ofensiva y había problemas para hacer gol desde larga distancia. España, moviendo a todas sus piezas, aguantaba en su solidez defensiva y mantenía una cómoda renta antes de afrontar la recta final gracias a la aparición de Albert Rocas con tres goles consecutivos (17-26, min.50).

El combinado serbio, en un horrible partido ofensivo (8 goles en los segundos 30 minutos y un total de 21 pérdidas), no pudo encontrar ni siquiera la fórmula para maquillar el electrónico de un Príncipe Felipe abarrotado en apoyo de los suyos. Todos los españoles se sumaron a la fiesta y Valero Rivera pudo dosificar algún esfuerzo pensando en la siguiente final, ante Alemania, el miércoles.

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