Nov 222012
 

El Real Madrid ha certificado su presencia en los octavos de final de la Liga de Campeones tras empatar (1-1) con el Manchester City, campeón de la Premier League, en la quinta jornada de la fase de grupos, en la que los pupilos de José Mourinho ofrecieron la mejor media hora de lo que va de temporada, empañada por una nefasta segunda mitad.

Los merengues pronto encontraron el buen camino, siempre ayudados por la fragilidad de los ‘citizens’, cuya defensa ofreció la misma resistencia que la mantequilla al cuchillo. Mancini prefirió pertrecharse con tres centrales, pero no pudo frenar el vendaval madridista, capitaneado por un Benzema mayúsculo, siempre trabajando para el colectivo.

El francés fue el primero en marcar tras aprovechar un centro de Di María, el habitual correcaminos que siempre añade una marcha más al Madrid. Benzema recogió el favor de sus marcadores y batió a Hart al primer toque. Corría el minuto 10 y los petrodólares no daban síntomas de poder arreglar lo que aún estaba por llegar.

Silva, Nasri, Touré, jugadores de clase mundial, condenados a la actitud defensiva de su míster, a quien parece que le queda grande el proyecto celeste. Fruto de este sostén al borde de su área llegaron los mejores momentos del Real Madrid, extraordinariamente dinámico y combinativo, algo inusual a las órdenes de Mourinho.

Sólo el egoísmo de Cristiano, que resolvió sin suerte en dos ocasiones, impidió colocar el sobresaliente a la primera parte de los blancos. Khedira, con un mano a mano ante Hart, fue el que más pisó el área contraria. El mediocentro alemán, disfrazado de mediapunta, también desperdició un cabezazo nada más comenzar la segunda mitad.

Resultaba curioso que el índice de efectividad del Real Madrid no hiciese honor a su habitual pegada. Fue entonces cuando Mancini, ya en la segunda parte, reaccionó dando entrada a Javi García, que obligó a Kolarov a sentarse en el banco. La partida se jugaba en el centro del campo y el técnico italiano posicionó sus piezas sobre el tablero.

Silva, el mejor del City, buscó las cosquillas a Pepe, que sufrió el ingenio y la fantasía del canario. En una de las suyas –arrancando desde la línea de tres cuartos–, llegó a los pies de Agüero, que se tropezó en el área con Arbeloa y sacó partida. El árbitro decidió señalar pena máxima en una rigurosa acción que se tradujo en el empate del cuadro de Manchester.

MOURINHO SE ABRIGA CON ALBIOL Y VARANE
Apareció entonces el Mourinho más auténtico, su versión más genuina. El técnico portugués, que tenía en el banquillo a Kaká y Ozil, optó por guardar fuerzas y abrigarse con Albiol y Varane. Los últimos minutos fueron de sufrimiento para un Real Madrid que le daba igual perder que empatar tras la goleada del Borussia ante el Ajax (1-4).

A quién no le daba igual era al City, que debía marcar para seguir con opciones de meterse en octavos. Pero no fue así. Primero por Casillas, que sacó un balón con el costado –marca de la casa– y segundo porque el City se chocaba una y otra vez con el muro diseñado por Mourinho, fiel a su estilo cuando el árbitro enseñó los cinco minutos de añadido.

Ni tan siquiera en esos 360 segundos pudo sacar tajada el City, que dice adiós a las primeras de cambio a la máxima competición continental. El Real Madrid, por su parte, condena al olvido su gran primera parte por culpa del marcador, ése que siempre valora su entrenador por encima de todo lo demás. Sea como fuere, la vuelta de los octavos será lejos del Bernabéu.

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