Feb 282011
 

El Real Madrid se dejó la Liga en Riazor tras empatar sin goles en un partido anodino, insustancial y que supone un paso atrás para el equipo de José Mourinho, incapaz de perforar la meta deportivista y de seguir el paso del ‘todopoderoso’ Barcelona, que aumenta su renta a siete puntos tras su victoria en Palma de Mallorca.

Los merengues siguen sin dar argumentos para pensar en algo importante este curso. Parece que la ‘Champions’ será su único as en la manga, pero las sensaciones no son positivas pese al final acosador del Real Madrid, que continúa excusándose en los árbitros y en los horarios para olvidar su juego gris y su falta de fútbol.

En Riazor, donde no gana dos partidos consecutivos desde la temporada 1957, se evidenció las distancias existentes entre los blaugrana y los de Chamartín. Unos viven de una idea, de un estilo, de una forma de entender este deporte. Los otros apelan al espíritu, a la casta y al físico de Cristiano Ronaldo.

Y eso que en la primera parte el conjunto merengue dispuso de varias ocasiones como para haberse ahorrado un disgusto. La tuvo Cristiano Ronaldo, al que se le anuló un gol a la media hora de partido, y también Ozil, que rozó la gloria a siete del descanso. Sin embargo, la pizarra de Lotina era demasiado eficaz como para rendir pleitesía a los de Mourinho.

Colotto y Lopo, guardianes del orden coruñés, encontraron en Daniel Aranzubía a su mejor escudero. Cuando ellos fallaban estaba el portero vasco, indiscutible por su excelente momento de forma. El meta, protagonista la semana pasada por su gol de cabeza, salvó al Dépor casi por inercia y hastió a los blancos, que mejoraron con Adebayor.

La entrada al campo del delantero togolés permitió encerrar –más si cabe– a los locales, que renunciaron al partido a falta de 20 minutos. El empate era un resultado más que jugoso para seguir sumando en su afán por escapar de los puestos más calientes de la tabla. El Madrid agonizaba por agarrar la camiseta culé. Lo que ocurre es que la pista de los de Guardiola se perdió hace tiempo.

La clasificación dicta que son siete la diferencia entre unos y otros, pero podrían ser muchos más. Benzema falló sólo delante de Aranzubía en la mejor ocasión del Real Madrid en la segunda parte y Cristiano Ronaldo la estrelló en el palo a diez minutos del final. Su rechace lo cogió Di María que tampoco estuvo acertado.

El argentino sustituyó a Kaká, desaparecido desde su fichaje y sumergido en su interés personal, en querer ser quien no merece por lo que ofrece en el terreno de juego. Así, tropezón blanco que no tiene excusas ni justificaciones pese a los palos. El Real Madrid deja escapar el tren y el Barça mete la directa hacia su tercera Liga consecutiva. No hacen falta muchas más conclusiones.

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