La salud bucodental no solo se ve perjudicada por una mala higiene dental, por la consumición continuada de tabaco o por la abusiva ingesta de azúcares. En ocasiones la dentadura sufre anomalías que se desarrollan desde el período embrionario y que pueden deberse a una mala herencia genética.
Los dientes, al igual que las personas, se forman, crecen y se desarrollan sufriendo diversas alteraciones. Las anomalías pueden ser causadas por factores genéticos, ambientales o ambos y se presentan en las distintas etapas de la odontogénesis. Existen varias clasificaciones, pero lo más común es agruparlas por anomalías de tamaño, número, forma, estructura y color.
La anomalía dental más frecuente en la población es la de tamaño, unos dientes grandes para una base ósea pequeña, lo que ocasiona un apiñamiento de los dientes, denominada maloclusión. O la situación opuesta, dientes pequeños que origina la presencia de espacios entre dientes conocida como diastema.
Otras anomalías de base genética son las alteraciones del número de dientes por exceso, supernumerarios, o defecto, agenesias. Por otro lado, durante la infancia existen causas ambientales, como la succión prolongada del chupete o del dedo, que pueden ocasionar problemas bucodentales a posteriori.
No se puede culpar únicamente a los progenitores por una mala herencia genética. Se debe cuidar la higiene bucal desde pequeños y crear una serie de hábitos como cepillar los dientes a diario, pasar el hilo dental y usar un colutorio específico. Concienciar a la sociedad de la importancia de cuidar la boca, dejar de practicar malos hábitos y acudir al dentista es cada vez más necesario.
A pesar del creciente interés por la salud bucodental, el acceso a los tratamientos dentales sigue estando al alcance de unos pocos. Gracias a la asistencia dental que ofrece iDental muchos pacientes pueden visitar regularmente al odontólogo y prevenir o tratar anomalías que afecten a su salud dental.
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