Michael Allred

Buenos tebeos, no tan «grandes».

surferAcabo de leerme, hace unos días, Silver Surfer, nuevo amanecer. Fue una lecura pegada  ala de Caballero Luna (crítica aquí).
La red y más las redes sociales son caldo de cultivo para polarizar las opiniones y llevarlas, en 140 caracteres, a los extremos. Es evidente que dentro del seno de Marvel hoy se pueden rastrear algunas series interesantes (recomiendo leer al respecto este artículo de hace unos meses en Entrecomics) y eso ha llevado a hablar tanto de que hay series y autores que SÍ, como, desde el otro lado del espejo, despreciar los intentos de ser modernos llamando «Marvel Hipster» despectivamente a esas obras que, siguiendo la estela del Daredevil de Mark Waid y dibujantes como Martín, Rivera, Shamee o Rodriguez, estilizan las aventuras empijamadas de personajes ya tan breados como ese Hombre sin Miedo.
La cuestión, opino es fallida desde ambos polos. Respecto a la caterva de frikis que pretenden reirse de quienes quieren aportar frescura a unos pocos títulos (que por minoritarios en el entramado cinematográfico que hoy es Marvel, tienen más posibilidades de recibir algunos mimos autorales), sencillamente supone otro peldaño en el hundimiento cultural e intelectual de cierto fandom que no me interesa nada, cuya opinión no valoro y que aportan cero a cualquier posible debate sobre Marvel hoy. Pasando.
Pero tampoco estoy del todo con quien ve un palmario brillo, o títulos maravillosos, modernos y defendibles como punteros en el panorama del cómic actual. En un Graf barcelonés Javier Rodriguez (qué ganas tengo de leer su versión de Spider Woman) comentaba que para comer a veces vas a El Bulli y otras al menú del dia del bar del vecindario. Que son cosas distintas y que él sabe entenderlo. Y que en ambos manteles lo servido debe tener calidad. Bien, pienso que la última vez que Marvel presentó una deconstrucción estrella Michelín fue, posiblemente, con Born Again de Miller (¡1986!). Hubo luego cosas puy potentes, claro. ¿Ejemplos? Practicó también la alta cocina Milligan (y Michael Allred, nuestro dibujante de hoy en este post) con su gamberrada mutie para la era Gran Hermano (Vip), y sin duda la mirada post-todo de David Aja y el guionista Fraction con Ojo de Halcón, negando al género desde dentro para conseguir que siga vivo, puede entrar en el saco de lo excelente (inciso, me duele no citar a coloristas, en Hawkeye el de Hollingsworth es importantísimo).
Pero a partir de ahí, sí, hay que hablar de milanesa con patatas, y buscarlas bien hechas, quizá porque en algo tan comercial y plagado de intereses como Marvel la audacia no está de moda, ni interesa. Estela Plateada: Nuevo amanecer no inventa nada ni ofrece algo demasiado elaborado. Es un tebeo de superhéroes que, cambiando un pelín el tono, hubiera firmado John Byrne en Los 4 Fantáticos que condujo durante los años ochenta. El papel del guionista Dan Slott es hacer algo muy Marvel vestido con la mejor moda de temporada, que sea una lectura fresca, aunque nada rompedora con el estilo de la casa. Así tenemos una aventura cósmica de tono lúdico y maravilloso donde viejos conceptos (Eternidad, lo más parecido a Dios del «Marvelverse») se remozan creándoles un doppelgänger (resulta que tiene una choni, y le han robado el corazón). Igual que a veces sucedía en los tebeos del mencionado Byrne, la introducción de personajes «de la calle», son hábiles y pertinentes, son «nuestra mirada» a lo maravilloso. Y a mayores tenemos la suerte de que esto lo dibuje, y sin sustitutos, Michael Allred, un caballero que cada vez es mejor, sin haber sido jamás menos que excelente.

Ergo, un Buen tebeo, filete tierno y sin nervios, patatas caseras. Nada más, y así hay que aceptarlo.
Lo curioso es que Allred es también un guionista contrastado, ahí está Madman. Si algún día le dejan el control completo de un personaje Marvel, como ya le dieron los guiones finales de FF a su mujer Laura (y fue el despipote, lo mejor de esa serie), podríamos tener algo loco y maravilloso. Falta hace en la casa de Iron Man, pero ¿para qué hacerlo, porqué echar toda la carne en el asador cuando Allred ya tiene su personaje, el citado Madman, sobre el que además ostenta los derechos?
Pero eso es otra historia. De momento, nos quedamos con un buen tebeo de Estela Plateada que gustará (o debería) a los amantes del heraldo de Galactus.

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FF de Fraction y Allred

Superhéroes, como tienen que ser.

Hay que rebuscar entre malas hierbas para encontrar las flores, pero en el campo de los superhéroes aún se pueden encontrar títulos que merecen la pena como “FF”.

       FF

Panini está de enhorabuena, tiene entre manos material defendible, en el género de los superhéroes. La renovación que Marvel ha emprendido hace más o menos un año va arrojando frutos de provecho. De la Patrulla X ya hemos hablado en estas páginas, pero lo de “FF” es otro palo. Es mejor.

Argumentos: Los Cuatro Fantásticos se van a un viaje dimensional. Un viaje de años que para el planeta tierra debería durar un par de minutos. Por si acaso, buscan un equipo sustituto. Y la cosa se tuerce y los sustitutos van a ocupar el lugar de los originales… algo más de dos minutos. A partir de aquí, Matt Fraction levanta un cuidadoso castillo. Los primeros números parecen preocuparse de crear el entorno, describir la nueva situación, las personalidades de sus personajes y cómo chocan con su nueva realidad. Hay, por supuesto, acción, villanos clásicos, peleas, y todo lo que hace de Marvel Comics lo que en tiempos ha sido. Una casa de aventuras e imaginación trepidante para chavales.

Aunque claro, Fraction no es el único artífice de FF. La parte gráfica recae en un colosal Michael Allred. Allred se dio a conocer con “Madman”, un tebeo que era un homenaje claro a la Marvel de los sesenta con gotas de la locura de la antigua DC Comics. Su dibujo entre lo mejor del género (Kirby, Ditko) y el alternativo adulto (Daniel Clowes sobre todo) imprime una viveza inaudita a los “Pijamas”.

Allred y su esposa Laura Allred (atención a su concepto para el color) saben dotar de esa magia maravillosa a los tebeos de superhéroes, pero imprimiendo un velo de mirada autoconsciente, posmodernísima, a través de una cultura del underground que tradicionalmente era separada del género superheróico pero no tiene por qué estarlo. Y además, es estéticamente poderoso, lleno de fuerza y emanando vida y energía.

Añadamos páginas inventivas, juegos narrativos juguetones y la sensación de que los autores han querido divertirse mucho y la editorial les ha permitido jugar en “FF” y tenemos ya la receta ganadora. Así deberían cocerse todos los tebeos Marvel. OB

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