Octavio B.

Enter the Kann (Víctor Puchalski) y Nubes de talco (Amanda Baeza)

Next generation. El título me lo han cambiado, pero vale, aproximación a dos obras que me han gustado bastante.

CÓMICS 9 DICIEMBRE-001

Avances

Desde Desfiladero Ediciones me llega una nota de prensa con una novedad de Jordi Peidro, de la que podéis leer un avance aquí

esperare-siempre

LITTLE TULIP, de Jerome Charyn y François Boucq

tulipPermitidme que vaya directo al grano: esto es un blog especializado en cómics, no tiene objeto aburrir a sus lectores con las andanzas previas y más que conocidas de Jerome Charyn y François Boucq. Digamos que en los ochenta colaboraron con gran éxito, en los noventa se tiraron los trastos a la cabeza y Little Tulip, hoy, levantó una enorme expectación por el reencuentro.

Lo que me interesa es hablar de el gran fallo de Little Tulip.

Primero, hay que decirlo, recomiendo la lectura de este álbum de Bd «a la clásica». Sus 88 páginas a formato álbum y a todo color son en primera instancia un despliegue del poderío de Boucq, un titán del dibujo barroco al que pocos igualan en ese terreno. Preciosista exagerado, recargado sin perder legibilidad y, en plata, portentoso, lo de Boucq supera etiquetas y modas. No es un mero pope del cómic naturalista, tampoco del underground, pero abreba de ambas tendencias para crear un estilo único, efectista y alucinante.
Por leer a Boucq, y por perderse en sus dibujos y en su fabulosa planificación, ya merece la pena este libro.

Pero como relato, como estructura narrativa y dramática, pincha sin paliativos. ¿Porqué? Por su final. En unas seis páginas Charyn decide finiquitarlo todo, ofrecer un pasaje onírico/mágico que no viene a cuento ni se integra bien en el relato, y explicar con diálogos sobreabundantes todo. Velocidad, que esto acaba. Cuesta creer que esta pareja creativa haya tenido impedimentos editoriales para extender su relato más allá de estas 88 páginas, y cuesta creer más aún que un autor del recorrido de Boucq no caiga en lo endeble del final de la obra, su estructura frágil, su incapacidad para convencer al lector.
Es tan exagerado que me atrevo a decir que este tomo debía haber rematado antes, y que su recta final merecía otro volumen entero para articular un final convincente y que logre la empatía. Porque Little Tulip es una historia que busca nuestra empatía como lectores: un niño que sobrevive a la dura vida de un gulag siberiano, una historia de pérdidas en la infancia y de luchas en la edad adulta para reencontrarse en paz y superar el pasado. Pero si como historia todo su equilibrio se rompe en la recta final, ¿qué nos queda? Pues nos queda un quiero y no puedo que en vez de emocionar nos hace olidar ptontito el desaguisado.

Todo esto me lleva a pensar en cómo muchas veces la insistencia comercial (que no artística) en respetar formatos, número de páginas etc, ha originado toneladas de obras parcialmente fallidas por sometidas a corsés editoriales insalvables. Sin duda Little Tulip es ejemplo de ello.

Sobre el Doctor Extraño

Para el diario Vgo é he escrito hace unas semanas este texto que con sus imágenes podéis ver aquí.

 

El Doctor Extraño, magia de papel.
Ahora que el cine ha popularizado a la figura del enigmático mago Marvel, es buen momento para recordar brevemente al personaje y recomendar algunas de sus más importantes historietas.

Dr. Extraño nació en julio de 1963 en las páginas de “Strange Tales”, un magazine periódico que contenía historias breves de personajes de la editora, Marvel, y otras protagonizadas por monstruos de serie B y seres con poderes ocultos. En este marco la creación de Steve Ditko y Stan Lee resultaba en cierto modo lógica. Un mago arcano, pero pese a su aspecto amenazante y a su afinidad por la magia negra (a la que invoca directamente no pocas veces desde su primera aparición), como nuevo justiciero urbano. Como Los 4 Fantásticos o Spiderman. O no.

Porque antes que maravillosos poderes, Extraño lo que tenía era, para entendernos, un doctorado en ciencias ocultas por la escuela mística del Himalaya, impartido por un venerable y anciano maestro oriental dado a tener poquísimos alumnos. Así los enemigos de Extraño serán ladrones y patibularios de todo pelaje como los de un Daredevil de andar por casa, porque eso tocaba en un cómic para adolescentes en el 63. Pero muy por encima de ese marco, sus grandes villanos eran el rey de Pesadilla, la dimensión onírica; díscolos alumnos del venerable maestro; o criaturas de universos paralelos, como el temible e ígneo Dormammu. En las primeras historias de Doctor Extraño, Lovecraft se codea con la psicodelia (o pre psicodelia, más bien), con el atractivo misterio del Tibet y con el ritmo canalla de la calle neoyorquina.
El talento del guionista Stan Lee con la verborrea alcanza una de sus cimas en los diálogos de esta serie, cargados de nombres imposibles como el ojo de Agamotto, los siete anillos de Raggadorr o las bandas carmesí de Cyttorak. Pero lo más espectacular es el imaginario gráfico de Ditko, un verdadero “viaje” a costa de un mago que se dedica a hacer paseos astrales por dimensiones inventadas ad-hoc, por donde retuerce su cuerpo de modos imposibles, hieráticos. Toda esta etapa acaba de ser oportunamente editada por Panini en un volumen de coleccionista. Es un libro inadecuado para un chaval de 2016, pero supone una pieza insoslayable en la historia de los cómics, por su fecunda imaginación y por representar perfectamente el espíritu de aquella Marvel “sixties” que, en pocos años, estaba inventando a Spiderman, los X Men, los Vengadores y Hulk.

Pero resumir en unas pocas líneas una carrera editorial de cincuenta y tres años es imposible, así que nos centraremos en recomendar algunas reediciones disponibles como la etapa del giuiosista Roger Stern y el apoyo de diversos dibujantes, bajo cuya batuta incluso se orquestó una operística guerra entre el mago y…¡Drácula!.
También cabe mencionar que “el hechicero supremo” disfruta ahora de colección mensual de comic-book, a cargo del competente Jason Aaron y el dibujante “hot” Chris Bachalo. Y bien, hay mucho editado sobre el personaje pero ya agotado. Afortunadamente sí puede encontrarse aún “Primera temporada: Doctor Extraño”, un volumen que recrea el origen del mago (algo que también conocerás si has visto ya la película), y que está escrito por Greg Pak y dibujado, atención, por la gallega Emma Ríos, una de las mejores firmas del panorama norteamericano.

Extraño es un personaje oscuro pero protector de la ley y el bien. Sus poderes arcanos lo llevan a luchar con informes demonios de otras realidades, a poder resucitar cuando le han asestado una puñalada mortal, a conocer a la personificación del mismísimo Universo e incluso a luchar con el rey de los vampiros, todo ello sin despeinarse y anclado a universos psicotrópicos con toques “goth” a lo fanfarria de Aleister Crowley. Ahora que cuanto menos Stephen Strange ya te suena por la película, no dejes escapar sus locos tebeos.

 

Petiscos de posts 02: E-19, de Mayte Alvarado

Petisco: Porción pequena de algo que se toma para probar.

 

E-19-Alvarado-portada-751x1024E-19 es una obra editada hace un año y pico por El verano del cohete. Su autora es la extremeña Mayte Alvarado, que prácticamente debutaba así en el cómic (algo hay previo, en fanzines y en el campo del libro ilustrado). Otra autora/autor que abreva de otros mundos, desde los que viene al de la historieta para aportar personalidad. Para el caso, un universo gráfico casi plástico, pictórico, que se impone sobe el cosmos narrativo que presenta este trabajo. En ese sentido E-19 es un relato bonito, poco original (que va de las leyendas judías «golémicas» al Frankenstein de Mary Shelley pasando, sobre todo, por Metrópolis de Fritz Lang). Si traspasa la anécdota relatada (un hombre se crea una compañera mecanizada para vencer su propia soledad) es gracias a un ambiente original, el ruro, y sobre todo a la ejecución: un trabajo reposado, sin palabras, que descarga el peso de la narración en el color, sobre todo, de raíces pictóricas añejas (el fauvismo, los post impresionismos) que puede emparentarla a gigantes. Pienso en Mattotti, por ejemplo, y salvando demasiadas distancias por descontado.

Lo interesante pues es la sensación que deja la lectura de este tebeo silente, la melancolía y las reflexiones, a vuela pluma, sobre la soledad y la necesidad que tenemos todos de sentirnos queridos. ¿Lo mejor? el simbolismo que descarga Alvarado en la recreación de la naturaleza y sus ciclos de vida: efímeras mariposas, siembras y cosechas, flores cortadas para regalos y que por tanto pronto se marchitarán… ay, la vida es un suspiro, y una lata mecanizada no la va a hacer más llevadera.

Petiscos de posts 01: EL CUCO, de Nuria Figueirido

Petisco: Porción pequena de algo que se toma para probar.
«Tomou un petisco de pan con mel».

En Graf me llamó la atención lógicamente un pequeño fanzine de nombre El Cuco. Asumo que el pájaro puede nombrar más cosas que la revista que dirigimos a pachas Gerardo Vilches y servidor, pero la coña sirvió para hacer un poco el bobo, amenazar con nuestro inexistente bufete de abogados a su autora y, por supuesto, comprar el fanzine. No me daba cuenta de qué estaba comprando ni a quien. Luego, en otro momento caí. El stand era una mesita de «Galicia calidade», y el fanzine, obra de Nuria Figueiredo.

elcuco1

Pues bien, este pequeño fanzine me ha encantado. Es bonito como objeto, tiene esa impronta gráfica de Figueiredo que ya voy calándole, con algo espontáneo y algo decimonónico, todo mezclado en un acabado muy personal, un cruce entre un cuaderno de bocetos y una textura meticulosa y envolvente. Que no por imposible deja de fascinarme.

Además El Cuco si bien parece algo cercano a la escritura automática, una descripción de las costumbres del pájaro en cuestión con aires de apunte casual, esconde complejidad, segundas lecturas y algo casi, casi turbador. También sensaciones placenteras. ¿Recuerdas Picnic en Hanging Rock, aquella película de Peter Weir sobre una inexplicable desaparición de unas jovencitas en un picnic? Esas sensación entre lo hermoso y lo inquietante es la que consigue esta miniatura.

Se puede comprar aquí.

MATERIA y BEVERLY, Antonio Hitos y Nick Drnaso.

 

 

Brutal youth, USA y España, Nick Drnaso y Antonio Hitos. El cómic que no para.

Haz clic, y aparece a tu lado. Grandota, la imagen, digo, para poder leer.hitos y d

Había pensado dejarlo…

Ya he escrito varias veces de Graf y lo que pienso de Graf, así que dejadme que os cuente un cuento esta vez. Uno verídico.
No se lo había contado a nadie… pero estoy cansado.
Son muchos años escribiendo de cómics, ¿sabes? Antes, desde el anonimato, después desde prensa, revistas y donde sea. Estoy cansado. Cansa, todo cansa.

Cansa el esfuerzo, porque yo no sé si soy normalillo, bueno, malo o excelente en esto de escribir sobre historieta. Pero vive Wotan que me esfuerzo, me joden mis errores, intento advertir mis carencias, envidio a colegas en ocasiones y quiero dar más de mí.

Cansa que el medio/empresa para el que escribas no te reconozca la labor aunque tú la hagas de mil amores, porque en esto estás por los tebeos, por los cómics, por los autores y los editores de aquí, y estás a tope (y ya me he explicado suficientemente).

Cansa leer casi por compromiso, porque tengo cadencia, tengo esa rutina, auto impuesta, adquirida y hasta pedida por el diario, porque creo que sí, que salir en prensa generalista hablando de cómics… es aún necesario y bueno para los cómics. Aunque canse hacerlo así, y cansa leer sabiendo que lees para escribir posteriormente sobre esa lectura.
Pero sobre todo, además de estar cansado… últimamente he profundizado en la recuperación de una vieja afición, la cual no viene al caso. Y me he descubierto leyendo blogs del tema, escuchando podcasts, conociendo voces expertas en ese sector… Os aseguro que yo nunca he tenido ansias de ser «gurú de la opinión» (que no creo que lo sea tampoco, la verdad, aunque me lo han dicho un par de veces), os juro que carezco de ego (más allá del poquito que todos tenemos) y que me encanta ser aquel chico que mandaba cartas del lector a Rockdelux, al  U o a Volumen, y me priva mucho dejarme aconsejar, y leer mucho y hacerme mi lista de críticos «de los que me fío». Cosa que sigo haciendo, claro,lo contrario es morir de ombliguismo! Pero vamos, que me encanta, hay quien dice que los críticos no valen para nada, yo creo que valen para bastante y me gusta acudir a ellos. Más que ser al que se acude.

Y he estado calibrando si cerrar todo lo que no fuese CuCo (eso nunca, porque ahí sí, me siento demasiado satisfecho, y me considero que con Gerardo Vilches hacemos con la revista una especie de correa para algo más grande que mi propia voz). Os lo puedo prometer con besito en los dedos, como los niños chicos. Que lo dejo y no me quita el sueño.

Entonces voy a Graf, y Mireia Pérez, cuando se cosca de que este tipo al que recuerda de otros grafs «soy yo», Octavio, y me suelta una risa así de grande y sincera y un abrazorte del doce, se disipa cansancio y dudas. Porque es la primera. Vienen más de seguido, de más encuentros, y cuando me reencuentro con Gerardo y con tantos autores y colegas críticos, con gente que veo muy de vez en vez y con gente que solo conocía por Redes Sociales,  y cuando estalla ese ambiente ígneo que es estar en Graf… «cansados mis bemoles». El cómic es un manantial de cosas buenas, de gente BELLA, de talento, de ganas. Reventados todos por tres días duros, sobre todo organizadores y expositores. pero felices, o eso creo yo.

En serio, id a Graf si os gustan los cómics y no conocéis este festival. El manantial brota de allí, es la gente, el pozo en que nace el arco iris. Hay una sinergia brutal, es centrifugante y vertiginoso. Es amoroso, afectivo, admirativo, alegre y POSITIVO. Es una sinfonía luminosa de ganas de hacer cosas, conocer gentes, autores, amigos virtuales. Es tan intenso que te balda y sabe a poco a la vez. Y si no conoces a nadie, te encontrarás en un espacio que acoge y que alimenta, con charlas bárbaras y talleres para todas las edades y todos los pelajes.
Graf es el espacio que el cómic del s. XXI se merece, no puede faltar y no te lo puedes perder. Recarga las pilas y llena de optimismo. Tanto que los nubarrones de la mediocridad on line (ej: hoy han acallado la voz de un importante autor en Facebook, solo por hacerle daño a ese autor) no puede ensombrecer lo que Graf significa. Este salón del cómic de autor y la autoedición es pulmón, corazón, cerebro y… esto es importante… y espejo. Espejo para otros que hacen cosas parecidas, como también lo es el Gutter o el Tenderete (dos festivales que desgraciadamente no conozco): espejos para Autobán (por citar a uno cercano a mí), pero en Graf, creo no equivocarme, impera su propia alma, que está entre la «industria» y el fanzine, entre Astiberri y el pliego fotocopiado de Nuria Figueiredo, y es importante poner en el mismo nivel lo que hace Nuria y lo que hace, por ejemplo, Álvaro Ortiz.
Centrifugando, y sin saberlo, renovando las pilas de quien las tenía muy, demasiado bajas. Para mí, personalmente, Graf es necesario porque me devuelve al primer plano algo que no quiero olvidar: el cómic es el arte más maravilloso que conozco (y soy restaurador de arte y licenciado en Hª del arte, algunos me conozco, más o menos) y me da media vida y quiero devolvérsela como puedo: escribiendo hasta en el culo de Donald Trump, si me dejan.
Y no me canso. Gracias por recordármelo, Graf:

WILSON

MARÍA LLORÓ SOBRE LOS PIES DE JESÚS (Chest Brown) y LAMIA (Rayco Pulido)

Dos obras monumentales de reciente edición, que señalo ya como destacadas de 2016, analizadas en mi página de cómics en Faro. Clic para ampliar:

elvisado

Ha muerto el dibujante Steve Dillon

Ay, me entero así, de mala mañana. Ha muerto Steve Dillon, un dibujante de cómics que rozó el cielo del éxito con Predicdor (y otos títulos posteriores como Punisher) y que se caracterizó por una planificación siempre efectiva, de cualidades narrativas. Dillon era de esos dibujantes que te hacen bailar la mirada a su compás a través de la página.

Además, es indudable el papel bisagra de su trazo en determinado momento. Predicador, una astracanada que tampoco me parece la bomba auque indudablemente tuvo un arranque poderoso, fue una necesaria lavativa al estilo «british» implantado en el cómic mainstream norteamericano a partir de los postrulados de Alan Moore, estilo abigarrado del que Dillon escapó con unas composiciones dinámicas y un dibujo claro, sintético incluso.

preacher1
Fallece demasiado joven, una injusticia