Las edades del superhéroe… reedición.

He visto el cap01 de The Boys, la serie Amazon que adapta un cómic de Warren Ennis y Darick Robertson.
Lo primero que diré es que el capítulo me ha entretenido y seguiré viendo la serie. Lo segundo, que igual hay algún spoiler en este texto, aunque no determinante. Y lo tercero, que me parce claro y meridiano que el cine (cine, series) contemporáneo -no hablo de los seriales de Capitán América, Batman, etc, hablo de cine digamos de la era moderna- está viviendo su propio ciclo superheróico, más o menos como lo ha vivido en las viñetas.

Una primera edad de tanteos, que intenta el traslado a la pantalla del concepto más destilado del género, con cosas muy reivindicables y hasta joyitas, con las pelis primigenias que comienza, por supuesto, con el Superman de Donner, que tiene conatos en los ochenta pero realmente no arranca hasta el exitazo del hombre murciélago de Burton. Esta época esconde goteos defendibles como Rocketeer, el Darkman de Raimi o casi podríamos añadir a Dick Tracy (no te meses los cabellos, sé que no es un «pijama», que es un detective, serie negra, pero sus modos cinematográficos la emparentan con esta corriente).

Superman II, la súper-pureza de la primera edad

Una segunda edad se inicia con X-Men de Singer (2000) y sus secuelas, y cristaliza con el universo Disney/Marvel. Una época donde por un lado los efectos especiales y una relectura de la estética de los uniformes (convertidos en sofisticadas armaduras de imposible flexibilidad, o chupas de cuero molonas, o…) consiguen un verismo que no se alcanzaba ni con el armazón del Batman de Burton ni con los vuelos de Reeves, y donde por otro lado, lo más importante, se ha conseguido trasladar al cine la idea de «Universo cohesionado» donde 20 pelis forman una única historia (quieras que no, un hito en la Hª del cine). Un cine que reivindica el poder evasivo del género a-la-Wolfman/Pérez/Byrne etc., en una recreación del canon más ortodoxo de la era Marvel (Warner con DC lo intenta también, pero ese es un caso para comentar otro día).

Universo Marvel, hasta el Tato.

Y nos faltaba la fase «adult oriented». Esta se tanteó, qué duda cabe, con cosas como El protegido de Shyamalan (2000) y la trilogía de Batman dirigida por Nolan (2005-2012). Pero es ahora cuando el modelo «british invasion» del cómic de superhéroes (años ochenta, finales) cristaliza con Doom Patrol (HBO) y desde luego con The Boys (Amazon). Series donde se da una pátina a un cliché superheróico para provocar una lectura epatante, de contenidos adultos en la expresión abierta de la amoralidad, la cristalización de la violencia (mucho más allá de los mamporros de Thor a Hulk) y un tono algo cafre que me recuerda mucho al Jupiter’s Legacy de Mark Millar y Frank Quitely (2013), por ejemplo (bueno, y al propio Warren Ennis, obviamente).

The Boys, oro parece.

E intuyo que el público no lector de cómics pero consumidor de superhéroes cinematográficos está viviendo su propia «epifanía Watchmen» con esta serie. Una serie que vende «adultez» a base de violencia sin medida (como la de El Comediante, superhéroe que asesinaba con alegría en aquella serie -DC, 1986-), sexo casi explícito (repito al Comediante, y añado la relación más «limpia» pero abiertamente sexual entre Silk Spectre y Buho Nocturno en el mismo cómic) y una doble moral en el superhéroe nada, nada novedosa para el lector del género (los enciclopedistas podrían añadir muchos cómics que anteceden tono, argumentos y situaciones que vi en este primer capítulo, pero no es mi intención hacer aquí un vademécum)
No, no es novedosa, The Boys, pero para esa inmensa mayoría que solo sabe de capas y poderes por las pelis Marvel, esto debe ser enormemente original y «rompedor». Incluso la gestión del supregrupo como producto televisivo de escasa moral, directamente robada a X-Force de Milligan y Allred (2001) por, imagino, Ennis en la serie original, es un refrito y no la nueva gran vuelta de tuerca para el género. En definitiva, se repiten ciclos en otro medio que va, en este sentido, aún por detrás del género en historieta… y un público ajeno a ellos (a esos ciclos ya sucedidos en las viñetas) puede pensar que The Boys es una serie rompedora y atrevida.
Pero superhéroes locos, adictos a drogas, asesinos, violadores, amorales, débiles mentales, héroes falsos y de postín… los ha habido desde hace décadas. En comic books. ¡Los Pupita men! Y repetir esas jugadas en 2019 puede sorprender al abonado a Amazon o a Netflix, bien por ellos, lo van a disfrutar como yo en mi adolescencia.
Pero nuevo, nanai. Rompedor Miracleman (Moore et alii, 1984). Rompedor Daredevil Born Again (Miller, 1986 -¿la historia de Sh más adulta que se ha escrito nunca? y eso que no hay ni un desmembramiento a cámara lenta ni una teta o una picha al fresco… tomen nota, productoras de seriales catódicos!).

Miracleman asesinando a un niño destrozándole la cabeza con su superfuereza. Algo habrá hecho.

Daredevil, un superhéroe psíquicamente triturado estableciendo una conversación telefónica con la nada.

Si os ha gustado The Boys no lo dudéis, hacerlos con estas series, con Watchmen, con X-Force de Milligan/Allred. Ahí está la madre de ese cordero.

Adult oriented pijama? Hurm…

 

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